Imaginemos una empresa donde la gran mayoría de sus empleados llevan mucho tiempo en su puesto. Puede sonar a ciencia ficción hoy día pero aún se dan casos.
Conocen sus funciones, sus obligaciones y las cumplen. Nadie dice que hagan bien su cometido, sólo que obedecen órdenes sin importarles mucho el resultado de su labor, realizan sus funciones sin pasión. Hasta que un día aparece el nuevo. No es un chico de veinte años, ni siquiera de treinta y revoluciona su tranquilo lago laboral.
En una época de cambios, donde mantenerse en la misma empresa es un sueño para la gran mayoría de la población, existen organizaciones donde ir al trabajo no resulta un estímulo desde hace tiempo. Y no hablamos de una cuestión económica sino de pasión, de interés por lo que uno hace.
Por esta razón, cuando aparece en plantilla un nuevo compañero que todavía no ha sido víctima de la apatía, resulta desconcertante para el resto.
El nuevo tiene mucho que aportar: ideas, entusiasmo, ganas de hacer bien el trabajo, de cumplir con las expectativas que tienen depositadas en él, y lo más importante, desea establecer lazos con los demás empleados. Aprender de ellos desde la humildad. Desde quien se sabe casi un "intruso".
¿Pero qué pasa si en ese equipo ya han tirado la toalla y lo nuevo asusta, molesta e incomoda?
Será entonces cuando el gerente debiera entrar en acción, pero si no lo ha hecho antes y ha permitido que sus empleados estén poco motivados, ¿qué opción le queda al nuevo?
Esperar que la 'ley del contagio' haga magia. En ocasiones, un elemento novedoso en un grupo conlleva también curiosidad. Y no hay nada tan curioso como ver a un nuevo compañero lleno de entusiasmo y con una sonrisa en la cara.
Es lo que ocurre con la mayoría de los emprendedores, cuentan con una dosis de ilusión y desengaño a partes iguales, por lo que cuando afrontan un proyecto que puede resultar estimulante, a la par que estable en sus vidas, se lo tomarán con pasión.
Conozco casos de personas que con más de cuarenta años han entrado en un sector profesional ajeno a lo que llevaban haciendo toda su vida. Y ha sido la falta de compañerismo o la falta de motivación por parte de esos compañeros, lo único que les ha disgustado de ese nuevo empleo.
Una lástima para la empresa y para todos los que no son capaces de aprovechar el aire fresco y los conocimientos que puede aportar un fichaje nuevo.
En Pymes y Autónomos|Causas de la desmotivación
Imagen|Rex Walters