En estos días además de aprobarse la Ley de reformas urgentes del trabajo autónomo se está tratando en la subcomisión del Congreso la Reforma del RETA. Uno de los aspectos que presentan más controversia es la pensión de los autónomos y su equiparación con el resto de asalariados. Pero lo que está claro es que si los autónomos quieren más pensión tendrán que pagar más.
Donde no hay consenso en cómo lograrlo. Hasta ahora el autónomo puede adecuar su base de cotización a sus ingresos cambiando dicha base dos veces, cuatro a partir de enero de 2018. No lo hacen. Casi el 90% del colectivo cotiza por la base mínima. Esto da lugar a la pensión mínima.
Si se crea un sistema que obligue a los autónomos a pagar por los ingresos reales, la realidad es que se producirá una subida de las bases de cotización para un 75% del colectivo. Y no todos están de acuerdo con esta medida. Muchos autónomos quieren libertad para autogestionarse su pensión.
Esta gestión por su cuenta les permite subir su base de cotización para que vaya acorde con sus ingresos, algo que suelen hacer cuando se va acercado la hora de la jubilación. También si las cosas no marchan como ellos esperan la pueden bajar.
La otra opción es abrirse un fondo de pensiones. Cotizan por la mínima y van añadiendo las cantidades que les correspondería pagar por una base más alta a su propio fondo. La mayor parte de ellos no lo hacen tampoco y cuando llega la hora de jubilarse o bien no les basta con su pensión o deciden seguir trabajando.
La otra opción es ahorrar dicho dinero, invertirlo o guardarlo para cuando llegue la jubilación. Lo que nunca pueden hacer es ganar 30.000 euros netos, cotizar por 15.000 y disponer de esa diferencia mensual como si fuera un ingreso más... En este caso, ellos han apostado a lo largo de su vida por tener más efectivo y si no han guardado es asunto suyo.
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