Muchos auguran que ya se ve la luz al final del túnel. Tenemos fechas, tenemos un calendario donde se pondrán fin a las restricciones de movilidad si todo va según lo previsto y se abrirán fronteras. Esto hace que muchos lugares turísticos estén empezando a recibir reservas. Pero lo cierto es que el verano puede ser un espejismo para los pequeños negocios.
Parece que se recuperará algo de actividad económica. Parece que en muchos negocios volverá a facturarse. Pero nos podemos ir olvidando de que estos dos meses de verano sirvan, como ha ocurrido en otras temporadas estivales, para poder mantenerse durante todo el año.Algo muy habitual en los lugares más turísticos.
Porque en las grandes ciudades será peor. Primero porque van saliendo algo más tarde en la desescalada, sobre todo Madrid, Barcelona y sus áreas metropolitanas. Esto implica que cuando muchos negocios puedan empezar a cuadrar cuentas y abrir, se van a encontrar que muchos de sus clientes ya están de vacaciones.
Y cuando vuelvan en el mes de septiembre a recuperar su actividad tendrán que enfrentarse a dos problemas. El primero un más que posible repunte de los contagios, esperemos que de forma aislada para no volver a sufrir duras medidas restrictivas de la movilidad. El segundo problema será económico. Muchos de sus clientes tendrán menos dinero en sus bolsillos por la recesión.
En el mejor de los casos pueden haber sufrido un ERTE y tener una reducción de salario. En el peor, perder el trabajo y encontrarse con que a su vuelta no tienen posibilidad de encontrar otro. Igualmente la mayoría apostará más por conservar los ahorros que por gastar alegremente.
Por lo tanto no será hasta bien entrado 2021 donde la mayoría de las empresas y negocios empiecen a notar una mejoría. Esto en las previsiones más optimistas. La cuestión es ¿cuántas compañías podrán aguantar este año sin aumentar sus deudas hasta hacerse insolventes? Porque los créditos hay que empezar a devolverlos y los impuestos aplazados a pagarlos.
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