Esta mañana en la estación de Atocha, podíamos ver imágenes recogidas en primera persona por una profesional de la sanidad, donde ante la reducción de trenes, la gente se agolpaba tanto dentro como fuera de los vagones. No todos eran sanitarios, pero sus empresas les obligan a ir a trabajar a pesar del estado de alarma en el que nos encontramos por el Covid-19.
Según el decreto, el nivel de ocupación de trenes, metro o autobuses no puede superar un tercio de la capacidad máxima, lo que ha resultado imposible a primera hora de este lunes en algunas de las líneas. ¿Es necesario y legal que algunas empresas que no resultan de primera necesidad en esta situación sigan funcionando?
Tras un fin de semana de cuarentena, un lunes 'normal' para algunos trabajadores
Son quince días los que los ciudadanos debemos permanecer en casa para no poner en riesgo ni nuestra salud, ni la de los más vulnerables. Pero, a pesar de que sólo iban a permanecer abiertas: tiendas de alimentación, farmacias, estancos, y por supuesto los hospitales, muchos trabajadores hoy han tenido que acudir a su puesto.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que, en caso de peligro grave, inminente e inevitable, los trabajadores podrán interrumpir su actividad y, si fuera necesario, abandonar de inmediato el lugar de trabajo, incluso desobedeciendo una orden empresarial.
Según los sindicatos, el trabajador no tiene por qué ir a trabajar, realizar un viaje o asistir a una reunión si de ello puede derivarse en un futuro inmediato un daño grave para su salud.
He hablado con una persona que trabaja en el sector de la serigrafía que ha sido convocado por su jefe, junto al resto de la plantilla, para comunicarle qué decisión había tomado. ¿Es necesario que este tipo de negocio permanezca abierto?
¿Puede la empresa despedir como consecuencia del coronavirus?
"A nuestro juicio no parece que la situación en la que nos encontramos en la actualidad con el coronavirus, una situación de naturaleza temporal y no definitiva, pueda ser considerada como causa que justifique acudir al despido individual o colectivo, con fundamento en nuestra normativa laboral", explican los sindicatos.
Pero la realidad dice otra cosa, algunas personas que se están negando a acudir a su puesto de trabajo por ser vulnerables ya padecen alguna enfermedad, se han encontrado con aquello tan añejo de "si no vienes, a la calle".
Este tipo de comportamiento de algún empresario podrá ser denunciado pero en las circunstancias actuales, ¿es fácil proceder por parte del trabajador para defender sus derechos?
La empresa puede cesar a sus empleados siempre que acredite una situación económica negativa
Se trata de un despido por razones objetivas (pues no hay incumplimiento por parte del trabajador) regulado en el artículo 52 del Estatuto de los Trabajadores (ET).
Para poder justificar estas extinciones, ya sean individuales o colectivas, la ley exige que exista una “situación económica negativa”. Para ello, es necesario demostrar la existencia de pérdidas actuales o previstas, o la disminución persistente de su nivel de ingresos ordinarios o ventas.
La norma considera que la disminución es persistente, si el empresario está sufriendo pérdidas interanuales durante al menos tres trimestres.
Lo primero que debe hacer un trabajador cesado es llamar al Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) para pedir cita antes de los 15 días hábiles desde la fecha de efectos del despido.
Dadas las circunstancias provocadas por el coronavirus, y las restricciones de movilidad establecidas tras el decreto del estado de alarma en el país, el Ministerio de Trabajo recomienda no acudir a estas oficinas de manera presencial.
Para no perjudicar los derechos de los trabajadores, se ha dispuesto que no se tendrán en cuenta los plazos establecidos para solicitar las prestaciones.
En todo caso, resulta lamentable que en este contexto donde ya existe preocupación y ansiedad por la enfermedad, además una persona tenga que preocuparse por haber sido despedido y sin poder tramitar todos su derechos como debiera puesto que no todo el mundo tiene conexión a Internet, ni tampoco sabe cómo manejarse en ciertas gestiones.
Esperemos que se cumpla todo lo prometido y nadie salga perjudicado a nivel laboral por el coronavirus.
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