Por fin, los comisionados vuelven a ponerse con en contacto con nuestro hombre y, para no ser directo, él arguye que necesita más tiempo para pensarlo. La contestación le sorprende: pues el otro también lo está pensando, cómo quién es el otro, preferimos que seas tú, de qué hablas quién es el otro, mira esto es entre nosotros no tenía ni que habértelo dicho, no me fastidies exijo saberlo, pues es... fulano. Fulano resulta ser otro miembro de la corporación con el que el hombre guarda una vieja y fiera enemistad, es decir, son enemigos a muerte. Esa misma noche, el político aceptó el soborno convencido de que hacía lo correcto".
La historia no cuenta si al final hubo o no donación a las monjitas pero resulta de lo más ilustrativa. El nuevo reglamento de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC), que premia con el perdón a quienes delaten prácticas de cártel en las que estuvieran implicados, va a ser un éxito absoluto porque los delatores tienen una de las motivaciones más antiguas y profundas del alma humana para dar el chivatazo: adelantarse a que lo haga el otro.
Imagen: Daniel Paz