El Gobierno se prepara para lo peor en el sector turístico por la crisis del coronavirus

No todo se arregla con teletrabajo. Un camarero no puede atender a sus clientes desde su casa. Cierto que la tendencia de consumo ha cambiado y pedir comida en casa es cada día más habitual, y esto ayuda en una situación como la actual. Pero la realidad es que la campaña de Semana Santa está a la vuelta de la esquina. Por eso el Gobierno se prepara para lo peor en el sector turístico por la crisis del coronavirus.

En un país como el nuestro, donde el turismo representa el 12% del PIB y genera el 13% del empleo, supone un grave problema un parón en este sector. Y afecta a muchas pequeñas empresas y comercios que viven de la afluencia de turistas en sus días de vacaciones. Pero ahora con el miedo a una infección muchos se quedarán en casa. Tampoco ayuda la cancelación de la feria de turismo de Berlín, donde los touroperadores tienen una medida de cómo irá la temporada.

Basta con ver enclaves turísticos del norte de Italia vacíos, para pensar en como afectará no solo al pequeño comercio, sino a las previsiones económicas del Gobierno. Las aerolíneas están reduciendo el número de vuelos por falta de demanda y los hoteles están viendo como se cancelan reservas. Agencias de calificación han rebajado en cuatro décimas sus previsiones de crecimiento para España, hasta el 1,3% y esto es un grave problema.

El principal problema lo tendrán aquellas que necesiten tirar de crédito para aguantar la situación. Especialmente porque los bancos viendo como la temporada puede echarse a perder pueden tener reticencias a la hora de conceder estos créditos. Por eso el Gobierno está pensando en establecer líneas específicas para el sector.

Para el empleo puede resultar catastrófico, puesto que una mala temporada turística significa que las empresas contratan mucho más tarde al personal, y muchos de ellos solo trabajan un par de meses. Si llegado el verano no ha menguado el número de infecciones puede que incluso sea peor. Porque la gente puede trasladar o retrasar sus vacaciones, pero también cancelarlas.

Y esto ya con un sector que tiene que hacer frente a problemas anteriores como la caída, con el consiguiente impago de Thomas Cook o el brexit y sus efectos colaterales sobre el turismo británico, uno de los más importantes para nuestro país. La parte positiva es que las empresas vienen de recoger beneficios tras años de récord de turistas, esperemos que hayan sabido administrarlos sabiamente.

Imagen | panos13121

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