Si diseccionamos la salud de los negocios que ocupan a nuestros autónomos, el sector de la construcción y actividades complementarias, es el que peor partida se lleva en estas circunstancias de crisis. Por lo que, como es natural, muchos de ellos están poniendo sus miras fuera de nuestras fronteras.
Un ejemplo de ello es el anuncio que han realizado las autoridades canadienses mediante el que reclama hasta 320.000 obreros de la construcción, toda una oportunidad para muchos profesionales, que ante la escasez de oportunidades en España, podría suplirlas con este tipo de proyectos.
Es cierto que a la hora de acudir estas oportunidades un autónomo no tiene las mismas facilidades que un trabajador por cuenta ajena, porque entre otras cosas, el primero tiene que trasladar consigo la infraestructura de un negocio, renegociar contratos con proveedores, y por si fuera poco, adaptarse a los nuevos mercados.
No obstante, cuando las oportunidades son tan escasas, hay que buscar nuevos caminos, aunque ello suponga trasladarnos a otro país e incluso transformar nuestro negocio. Porque es más, puede ser la vía para conseguir un nuevo proyecto que nos permite alcanzar un mayor y pleno desarrollo profesional.
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