Los autónomos que han tenido cese de actividad extraordinario han contado también con la ayuda de no tener que ingresar la cuota de la Seguridad Social. Esto ha supuesto un importante alivio para muchos de ellos, sobre todo si cotizaban por la base mínima. Pero tras la prórroga del pasado mes de junio de tres meses, la exención total de julio, en agosto se acaban las exenciones de cotización por cese de actividad para autónomos.
Mientras que el pasado mes de julio disfrutaron de una bonificación del 100%, durante el mes de agosto solo será del 50%, por lo que tendrán que pagar la mitad de la cuota que pagan normalmente. En septiembre solo les bonificarán un 25%, por lo que ya casi pagarán la cuota completa.
Y lo más probable es que si se prolonga el cese de actividad extraordinario a final de año, el descuento en la cotización sea mínimo o inexistente. Y esto en momentos como el actual, donde muchos se verán obligados a cerrar por los rebrotes y ya están en una situación límite no es una buena noticia.
Entendemos que la Seguridad Social está en un situación muy difícil, con un alto déficit al tener que hacer frente a muchas prestaciones precisamente en un momento donde sus ingresos son mínimos. Pero la realidad del autónomo es que dispone por lo general de muy poca capacidad financiera para mantenerse más allá de dos o tres meses sin ingresos.
En todo caso más vale tener el dinero de la cotización preparado si no queremos caer en recargos por no pagar a tiempo o entrar en la espiral del embargo, lo que al final supone una deuda mucho mayor de lo que nos ahorramos por no pagar.
Veremos cuando todo esto pase cuántos sobreviven y a cuántos les quedan ganas de seguir trabajando por cuenta propia. Para muchos el momento de replegar velas y minimizar pérdidas llegó hace meses. Otros optaron por aguantar y en esas están, pero las perspectivas a seis meses vista son bastante malas a la hora de recuperar volumen de facturación, sobre todo en determinados sectores que dependen del volumen de clientes.