El término crowdfunding ya forma parte de nuestro vocabulario,es un sistema de cooperación que permite a cualquier persona creadora de proyectos, reunir una suma de dinero entre muchas personas para apoyar una iniciativa.
La banca no ha querido desaprovechar esta oportunidad, y desde el centro de innovación del BBVA, han dado un paso para complementar dos modelos en principio diferentes dentro del espíritu empresarial emprendedor.
Existen cuatro tipos de crowdfunding:
Recompensa: el mecenas recibe una recompensa como contraprestación a las aportaciones dadas.
Inversión: el inversor o micro-inversor recibe una acción de una empresa, una participación de la misma, o compromisos sobre beneficios de la misma, como contraprestación a su aportación.
Préstamo: el prestamista recibe su préstamo junto con un tipo de interés sobre el dinero prestado como contraprestación a su aportación.
Donación: los donantes no reciben contraprestación puesto que financian, principalmente, proyectos solidarios o humanitarios.
¿Qué puede aportar la banca tradicional a estos nuevos empresarios y su modelo de financiación?
Scoring: El Scoring es un sistema de evaluación automática de solicitudes de operaciones de crédito, tales como préstamos al consumo, hipotecas o concesiones de tarjetas de crédito.
Con el auge del crowdfunding se están aplicando una serie de nuevas herramientas de scoring que van más allá de los métodos tradicionales basados en la información histórica del comportamiento crediticio del cliente.
Por ejemplo, algunas plataformas extraen información adicional del emprendedor o la startup que buscan financiación para completar el perfil de riesgo habitual, sobre todo a través de su reputación digital.
El objetivo es conocer al cliente por su comportamiento en la plataforma, al igual que en las sucursales de crédito lo hacen con la entrevista en persona que se realiza.Estas herramientas para conocer al cliente/usuario también las está incorporando la banca tradicional para mejorar la experiencia de sus clientes.
Otra forma de colaboración se podría dar con la opción de compartir riesgos entre el banco y la plataforma, si el primero cubre un porcentaje de la financiación a través de inversiones colectivas, por ejemplo dentro de una tipología de proyectos que podrían enmarcarse en la responsabilidad social corporativa o de carácter más social.
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Imagen|IES Manuel García