En los últimos años nos hemos acostumbrado tristemente a que la morosidad haya ido escalando sin encontrar ningún tipo de soporte, de tal manera que el hecho de que esta haya bajado en el pasado mes de febrero, sienta un precedente de esperanza en el empeño de reestablecer la situación económica.
En este contexto son muchos los que alegan que el crédito, además de ser escaso es caro, una situación que la patronal del crédito justifica con la necesidad de repreciar su inversión crediticia ante el estrecho margen con que cuentan muchas entidades financieras para mantener en verde sus resultados.
De manera que este cambio de tendencia que se está reflejando en la morosidad genera poderosos argumentos para que de una vez por todas fluya el crédito, además de poderlo hacer a unos precios más razonables, ya que el nivel del 7 % - 9 % sigue convirtiendo a este en un 'producto de lujo' al que no todas las empresas pueden acceder.
Aunque este efecto no es inmediato, de consolidarse debería ayudar a que el precio del crédito tendiese a la baja, una traslación dependerá de varios factores, como son los resultados de la propia banca, la mejora del consumo, y del músculo que manifieste el propio tejido empresarial a la hora de apuntalar la recuperación.
Imagen | bricofoto En Pymes y Autónomos | El Gobierno pretende impulsar el capital-riesgo para las pymes