El fin del estado de alarma ha llevado a una relajación de parte de la población. Este momento implicaba que muchos negocios retornaran a la 'normalidad' y al menos ganar algo de dinero tras tres meses de confinamiento. El problema de estos trabajadores ha llegado cuando después de realizar una inversión en proteger sus establecimientos los clientes no cumplen las normas del coronavirus: mascarillas y distanciamiento.
Esas prisas por volver a la rutina fueron acogidas con júbilo, pero algunos lo llevaron al extremo y olvidaron de un día para otro que sufrimos una pandemia, y los brotes están ahí para confirmarlo. Ahora bien ¿cómo le dices a un cliente que cumpla las normas?
El coronavirus no ha desaparecido ni tampoco las normas de uso obligatorio de la mascarilla
Hay más recomendaciones que sanciones. Al ciudadano que no la lleva se le recuerda que debe hacerlo y lo normal es que se la ponga. Ahora bien, siempre está el que desobedece y tiene un comportamiento inadecuado con el agente y es en estos casos en los que siempre se multa.
Seguro que esto le resulta familiar al lector. Imaginen a un pequeño empresario que tras dar por perdida la temporada de verano, creyó que quizás en dos meses, ganaría algo de dinero tras tres meses de sequía.
Y observa, cómo en algunas ciudades se están cerrando bares y terrazas porque se incumplen las normas, y no siempre es responsabilidad del dueño.
Normas básicas a la hora de ir a un bar o terraza
La mascarilla sólo se puede quitar cuando se va a consumir. No cada vez que se va a tomar un sorbo o un bocado, sino desde que el camarero sirve la consumición hasta que el cliente termina.
Al sentarse, pedir y a ir a pagar sí debe tenerse puesta.
Mientras se conversa, debe estar correctamente colocada.
Hay que manipular la mascarilla desde las gomas elásticas y guardarla en un sobre de papel.
Mientras no llevemos la mascarilla el distanciamiento es esencial.
Estos pasos de lógica y de respeto por los demás, no debería tener que recordarse a diario. Pero lamentablemente, en las terrazas se observan comportamientos que llevan a la sanción puesto que el COVID-19 no ha desaparecido, y el riesgo de contagio es alto lo cual es un problema grave de salud, y económico para el dueño de la terraza.
Los responsables del establecimiento deben controlar si el espacio entre mesas guarda las distancias de seguridad recomendadas, si los camareros que atienden las mesas las limpian entre cliente y cliente, si atienden con mascarilla y si llaman la atención a los clientes que dejan de cumplir las recomendaciones.
Tal vez, la responsabilidad esté por ambas partes pero, como dueño de un establecimiento, la obligación es la de hacer cumplir las normas, al fin y al cabo se trata de nuestra salud.