En la actualidad la mayoría de las empresas parece haber comprendido la necesidad de innovar en las tareas y procesos que se realizan cada día, pero más allá de esta pretensión, nos encontramos con que llega a materializarse en todas aquellas que la han procesado.
Las principales razones que se suelen alegar para no hacerlo es la falta de tiempo, la escasez de recursos, la necesidad de abordar un plan, o sencillamente, el "dejarlo para otro momento" al no considerarse a este como un asunto estratégico que se tenga que abordar rápidamente.
De manera que muchas empresas no se apuntan a la creatividad por no atreverse a invertir el tiempo necesario, por el temor a que al cambiar los protocolos establecidos y que se creen que funcionan podamos incurrir en algún error, o porque en realidad no nos encontramos lo suficientemente convencidos.
En conclusión, si no estamos plenamente convencidos de que es necesario apostar por la creatividad, siempre nos encontraremos incentivos para no hacer nada. Y aunque cualquier cambio supone tiempo y costes, debemos analizar los acontecimientos bajo una perspectiva de largo plazo, y no caer en la trampa de perder algo de manera inmediata.
En Pymes y Autónomos | La capacidad de innovar se puede aprender Imagen | exploreabhishek