Hay trabajos que requieren ejecutar una tarea y cero responsabilidad, más allá de terminar la misma correctamente y en el tiempo acordado. Sin embargo en otros puestos se otorga cierto poder de decisión, de coordinación, a la hora de decidir cómo se debe hacer una determinada tarea. Además supone un compromiso sobre un área concreta más que una simple autonomía a la hora de trabajar. Pero, esta responsabilidad en la empresa, ¿cómo se recompensa?
La duda surge a colación de un comentario de uno de nuestros lectores sobre el tema de delegar en la empresa, sobre cuando se ofrece una responsabilidad a un empleado, ¿cómo y cuándo se debe retribuir? No es fácil encontrar el equilibrio.
Porque por un lado esta mayor responsabilidad que se ha delegado para que además de hacer su trabajo, supervise y coordine el de sus compañeros, supone una carga extra. Aquí hay que verlo desde dos perspectivas diferentes. Por un lado, alguien que nunca ha asumido esta labor tiene que probar que lo puede hacer bien y ser eficiente.
Si ya es alguien con experiencia que ha ejercido este u otro cargo semejante con éxito, se debería retribuir desde el primer momento, aunque lo ideal sería que estuviera, al menos una parte de dicha retribución, sujeta a la consecución de determinados objetivos o hitos.
Para aquellos que no tienen experiencia probada la cosa cambia. Por un lado porque la oportunidad de tener más responsabilidad supone una carga de experiencia que en el futuro va a mejorar su empleabilidad. Dicho de otro modo, si en esta empresa no le remuneran llegado el momento dicha responsabilidad si está cumpliendo con su trabajo, será posible tratar de ir a otra de la competencia a ejercerlo.
En estos casos lo ideal es acordar un pequeño plan de carrera. Establecer unas fechas para revisar la situación, por ejemplo a los seis meses, ver si se están cumpliendo los objetivos y con ellos mejorar su retribución. En el futuro también puede ser revisable, al alza o a la baja, aunque este último paso suele ser más complejo, pero no imposible.
El objetivo es lograr el equilibrio entre una retribución adecuada para el trabajo y la responsabilidad que asume, que logre mantener al trabajador motivado y feliz dentro de nuestra organización. De otra forma, más pronto que tarde acabaría por abandonar nuestra empresa y el proceso de pase de responsabilidad a otro miembro del departamento volvería a empezar.