En estos tiempos tan difíciles que corren la mayoría de las empresas han tenido que tomar muchas decisiones para poder continuar con sus operaciones de una manera rentable, algunas de ellas muy drásticas, que les han llevado a reducir su estructura para afrontar mejor las nuevas circunstancias.
Este tipo de ajuste no solo se ha realizado desde un punto de vista cuantitativo (contención de los costes, salarios, disminución de los mercados en los que está presente, etcétera), sino que también se realiza desde una vertiente cualitativa, reasignando los recursos, y centrando nuestros esfuerzos comerciales en los productos y/o servicios que explotamos.
Un ejemplo de esta situación es lo que le ha sucedido al Grupo Leche Pascual, que ha decidido centrarse en los cinco productos en los que presenta una mayor competitividad, reforzando los recursos que se requieren, al tiempo que ha ido vendiendo las fábricas de algunos otros productos menos competitivos como sus zumos que se fabricaban en la localidad cordobesa de Palma del Río.
Ejemplos de este tipo pueden encontrarse en muchos sectores de nuestra economía, y nos deben hacer reflexionar que más vale ser fuertes en unos pocos productos, que acaparar y acaparar una multitud de variedades, una política que resulta engañosa ya que no siempre más no es mejor, y es más, los productos menos competitivos pueden acabar con lo que realmente si lo son.
En Pymes y Autónomos|La competitividad del comercio minorista Imagen|Gonmi