La cuestión no es cuánto van a subir los impuestos, sino cuándo lo harán

Últimamente mi sensación es que vivimos en una continua campaña electoral. No hemos terminado de cerrar una cuando empieza otra. Y esto distorsiona mucho debates que deberían ser más serenos como es el caso de los impuestos y la fiscalidad. Porque para mi la cuestión no es cuánto van a subir los impuestos, sino cuándo lo harán. Porque más pronto que tarde subirán.

A nadie se le escapa que toda la deuda que se está generando durante esta crisis habrá que pagarla en algún momento. ¿O acaso esperamos una quita de Europa? No es del todo descartable pero si muy improbable que algo así ocurra. Y llegados a este punto solo existen dos opciones, o se paga más o se gasta menos.

Complicado gastar menos

Si tenemos en cuenta que hay que atender las necesidades de una población cada vez más envejecida, eso supondrá más gasto en pensiones, dependencia o sanidad. Se puede buscar un modelo de estado más eficiente, pero dudo mucho que ningún partido ponga encima de la mesa hoy por hoy un cambio de este calibre que se debe negociar y consensuar con todo el mundo, no solo a nivel nacional,sino también autonómico.

Por lo tanto solo queda generar más ingresos. Y aquí lo habitual es que se haga de dos maneras, o encontrar nuevas fuentes de financiación o hacer que aquellos que pagan, contribuyan un poco más. Es interesante la creación del comité de expertos. No se debe improvisar en una materia tan sensible como la fiscalidad.

Recaudar más siendo más eficientes

Generar más ingresos no implica necesariamente pagar tipos más altos por los mismos impuestos. Por un lado se puede tener un mejor control y hacer que todo el mundo pague, sin que exista la posibilidad de escaparse o no declarar ingresos. Este sería el camino emprendido por el SII, que se ha demostrado muy efectivo o el sistema Batuz en Euskadi que se pondrá en marcha próximamente. La extensión de ambos modelos debería ser convergente e ir ampliando su implantación.

Más ingresos sin tocar los tipos, pero que todos contribuyan

Por otro lado tenemos sistemas obsoletos de control como los módulos, llamados a desaparecer más pronto que tarde. Su utilización debería ser residual. Hoy en día hay posibilidad de controlar la facturación en tiempo real, por mucho que se quiera simplificar la gestión para pequeños negocios, hay otras alternativas.

No se puede obviar que otros sistemas de recaudación como el IVA en España es una red llena de agujeros, donde demasiados sectores y productos pagan algún tipo de IVA reducido. Y es el que tiene más números para que poco a poco la excepción sea precisamente eso y no la norma. De poco sirve tener el IVA al 21% si luego muchos productos tributan al 10%.

Los nuevos impuestos

En esta categoría también entrarían los impuestos especiales, como los de carburantes. ¿Cómo afrontamos el paso a una movilidad verde, donde vehículos híbridos y eléctricos se implantarán en el parque automovilístico en poco tiempo? Subir el impuesto del diesel será un parche, pero en no mucho tiempo veremos impuesto a la recarga eléctrica del coche. No solo en España, puesto que hoy por hoy ningún estado puede renunciar a esta recaudación.

Y luego está el tema de la armonización fiscal. Es un tema que transciende el modelo fiscal de España. El FMI ya ha indicado que se debería buscar que todas las compañías, especialmente aquellas multinacionales que generan ingresos millonarios contribuyan con una fiscalidad más justa. No puede ser que una pyme pague más que Apple, Facebook o Google.

¿Cómo lo logramos sin que al final el impuesto recaiga en el consumidor final? La tasa Google implantada en España ya ha dejado claro que se repercute en el comprador. La tasa Amazon que quiere poner el Ayuntamiento de Barcelona o ciudades como Nueva York van por el mismo camino.

La pyme tiene que ser protegida no penalizada

Todo esto hace que al final acaben pagando aquellos que no tienen posibilidad de zafarse. Y las pymes o los autónomos sienten que gran parte del esfuerzo fiscal acaba por recaer sobre ellos. No es justo y sobre todo no es sostenible ni ayuda a que las pequeñas empresas puedan competir contra las grandes.

¿Es justo que una librería de barrio pague comparativamente más que Amazon? No solo se trata de encontrar una fiscalidad más equitativa, sino también de poder competir al menos con un poco de igualdad, que ambos paguen por sociedades cantidades similares, independientemente de cuanto facturen.

No entramos aquí a tratar otros impuestos que están más ligados al ámbito personal, como pueden ser IRPF, patrimonio o sucesiones, por ejemplo. Pero si sería interesante abrir un debate serio de cómo evitar que profesionales que generan sus ingresos en España acaben tributando en otros países con menos presión fiscal para rentas altas. También cómo atraer a otros teletrabajadores, que pueden ganar sus salarios en Berlín pero gastarlos en España, sin que suponga necesariamente tributar aquí. Es mucho el trabajo que tiene por delante tiene la comisión de expertos.

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