Volvemos del descanso estival mucho más relajados, pero en poco tiempo puede que volvamos a recuperar el nivel de estrés que teníamos cuando nos fuimos. Suele converger cuando comienzan el curso escolar, vuelven las grandes retenciones y atascos. A veces ponemos un granito de arena que sería fácil evitar. Por eso vamos a ver 7 comportamientos a evitar en la empresa a la vuelta de vacaciones.
Porque los hay que ni siquiera cuando están descansando dejan de incordiar a sus compañeros o a los empleados que tienen bajo su responsabilidad. Esto hace que la crispación puede ir en aumento y tirar por tierra todo el relax conseguido durante las vacaciones en apenas una semana.
1. Envía fotos y vídeos durante todas las vacaciones
Los hay que empiezan incluso durante su periodo de descanso. Para esto vienen muy bien los grupos de WhatsApp de compañeros de la oficina, donde habitualmente se comparte todo, desde la paella en el chiringuito a la foto de las piernas en el agua en la playa o piscina. Suelen cansar sobre todo por un exceso de información y además lo amenizan con vídeos de todo tipo o audios en los que nos cuentan lo bien que están debajo de la sombrilla.
2. A la vuelta cuenta todo con todo tipo de detalles
No suele acabar aquí. A la vuelta es el momento en el que muchos huyen de ellos. Encontrártelos en una zona común puede ser tedioso. No porque nos vayan a contar sus vacaciones, que ya lo han hecho por mensajes, sino que además nos abruman con todo tipo de detalles intrascendentes, desde el buffet del hotel hasta como consiguieron mesa para cenar en un restaurante que estaba completo.
3. Presumir de nuestro destino
Parece que son los únicos que se han ido de vacaciones. No importa si has estado justo en la misma ciudad o la misma playa. Lo suyo siempre es mejor. Algo idílico, lo que siempre han deseado, todo ha ido perfecto, ni siquiera han ido al baño y no había papel de váter. Y generalmente a un precio exageradamente bajo o escandalosamente caro.
4. Critica las vacaciones de los demás menos las del jefe
Porque el siguiente paso es criticar o menospreciar las vacaciones de los demás. Claro que esto se suele hacer siempre de terceros. No cuentas tus vacaciones, sino que las comparas con las de otros miembros de la empresa. Y claro las tuyas siempre han sido mucho mejores.
Hay una excepción, el jefe es sagrado y no solo no se critica dónde se ha ido, cuanto tiempo, sino que se anticipa que el año que viene, mal se tienen que dar las cosas para que nosotros no hagamos una escapada similar.
5. Empieza a trabajar y acortando plazos como si todo fuera urgente
Pero volvemos al trabajo y parece que la empresa ha estado parada y nada funciona si no estamos nosotros al frente. Basta con leer tres o cuatro correos para estar preguntando que ha pasado con tal asunto o este cliente. Mejor acaba de leer todo lo que tienes pendiente porque muchas veces ya se ha resuelto todo y poco después en el correo tenemos la confirmación.
De lo que tenemos pendiente, todo es urgente, especialmente si depende de otros. Todo era para hace dos días y ya vamos con retraso. Si el trabajo lo tenemos que hacer nosotros, puede esperar. No vamos a estresarnos nada más volver de vacaciones.
6. Sigue trabajando por la tarde aunque tengáis jornada reducida
Porque ya has acabado las vacaciones, así que empezamos a trabajar en horario normal, aunque tengamos todavía jornada reducida. No se trata tanto de ponerse al día, sino que muchas veces nos quedamos para hacer cuestiones personales, no realmente para trabajar. Se trata más que nada de dejar ver lo vagos que son nuestros compañeros.
7. No escuches a los demás
Las vacaciones del resto no importan. Lo que hayan hecho mientras estábamos fuera tampoco. A veces nos están hablando y nos ponemos los auriculares. No se trata de que otros te cuenten sus vacaciones, es que tampoco prestamos atención a temas laborales. Parece que vamos por libre en la empresa.
En las reuniones esto se acentúa más, porque cuando parece que todo está finiquitado, aparece nuestra pregunta que, como no hemos escuchado, retrotrae otra vez la reunión al tema inicial. Esto provoca que se alarguen mucho más de lo necesario.
Todo tiene unos límites, y la línea entre ser un pesado 3.0 y contar una anécdota graciosa en vacaciones a veces es demasiado fina. Este tipo de comportamientos crean mal ambiente y acaban por crispar los nervios de los demás en poco tiempo.
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