¿Te puedes encargar de este proyecto? ¿No te importa quedarte una hora más hoy? ¿Te molesta cerrar esta noche y hacer la caja por mí? Estos son sólo algunos de los diversos ejemplos que se dan en el ámbito laboral cuando una persona es incapaz de decir no.
Frente al miedo a ser despedidos, podemos llegar a ser excesivamente complacientes y serviles. Una cosa es ser un buen trabajador o un buen compañero y otra muy distinta sentir culpabilidad o miedo al decir que no ante una tarea que no nos corresponde.
Un no a tiempo es un beneficio para todos
Cuando alguien te requiera, no es necesario decir "sí" al instante. Analizar qué desea, qué te costará, qué supondrá no hacerlo, te llevará a darte cuenta de si te interesa o no. ¿Es un favor o se trata de un abuso por ser tan sumiso?
Dejar de lado nuestras prioridades para atender a los demás es difícil de cambiar de un día para otro. Todos somos egoístas en el buen sentido. Así que no dar explicaciones, siempre que sea posible y contestar con un no sin sentirnos culpables es un gran avance.
Entrenar la autoestima en un entorno hostil
Lo importante es ser generoso, buen compañero, apoyar al equipo, pero de vez en cuando nos sentimos cansados, agotados y es cuando nos damos cuenta de que sólo nos preocupa que los demás estén a gusto.
¿Es ese comportamiento positivo para ser bueno en el trabajo? Algunos jefes pueden pensar que sí porque siempre estaremos ahí a cualquier hora. Pero si el perfil que buscamos es el de no respetados, sigamos diciendo sí a todo. Un equipo es otra cosa.
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