Concentración en la era de la distracción: algunos ‘trucos’ para evitar las 'fugas' de tiempo

Vivimos en la era de la distracción. La red y herramientas como las plataformas sociales o el correo electrónico han contribuido decisivamente a que sea así. Es por ello que la concentración en el trabajo diario puede resultar muy difícil de alcanzar y, a la vez, absolutamente necesaria. Tomar medidas para hacerlo más sencillo y evitar problemas futuros no es una opción si no casi una obligación.

Son muchas las fugas de tiempo que, casi sin caer en la cuenta, acaban robando muchos minutos de tareas decisivas a lo largo del día. No sólo hay que contar el tiempo que se pierde navegando sin rumbo por la red, mirando de reojo el timeline de Facebook o Twitter o revisando de forma casi compulsiva el correo electrónico, sino también los minutos necesarios para recuperar de nuevo el foco.

“Cada maestrillo tiene su librillo” reza el refranero popular. Y así es, cada persona tiene sus trucos, sus rutinas y sus hábitos. En mi caso, hay algunas fórmulas que, en la mayoría de las ocasiones, funcionan para evitar que la distracción sea la norma y la concentración, la excepción:

  • Motivación. No es un ‘truco’ pero sí un ingrediente fundamental. No tenerla invita a la procastinación, a posponer continuamente las tareas y a tener una predisposición clara a dejarse llevar por esas distracciones. Trabajar en lograrla también es otra obligación.

  • Marcar horarios para redes, correo electrónico y navegar... Tiempos estrictos para consultar los perfiles en Facebook o Twitter, para comprobar el correo electrónico y contestar lo que sea imprescindible. Todo lo que sea prescindible o no tenga relación alguna con el trabajo, hay que dejarlo para después de ‘echar el cierre’ a la jornada laboral.

  • Eliminar las notificaciones ‘push’ en todos los dispositivos. No hay nada que afecte de forma más negativa a la concentración y, por tanto, la productividad, que las notificaciones del correo electrónico o de las menciones y mensajes en las distintas redes sociales. Si no quieres seguir saltando a consultar cada uno de ellos y perder tu maravilloso tiempo, hay que desactivarlas.

  • Marcar objetivos concretos y factibles con los que hacer balance al final de la jornada y visualizar mejor las posibles ‘fugas’ de tiempo. Es una forma sencilla y útil de medir la efectividad de tu día a día.

  • Planificar los horarios casi al milímetro, también los descansos, con el fin de evitar salirse del guión. Puede parecer una ‘esclavitud’ del tiempo y el reloj pero para quienes tienden a la procastinación, a lanzarse a los brazos de las distracciones es una medida interesante.

En Pymes y Autónomos | La técnica Pomodoro: una forma sencilla de mejorar la productividad, El mito de la multitarea y la productividad: los trabajos, mejor de uno en uno Imagen | Leonard John Matthews

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