Este famoso cocinero, decidió hace ya unos años, abrir sólo seis meses al año y ofrecer sólo una comida al día, olvidando los tradicionales pases que ofrecen casi todos los restaurantes entre almuerzo y cena. A efectos prácticos y según confirmó el propio Ferrán Adriá, su restaurante le genera pérdidas, aunque esas pérdidas provocadas por un sector de su línea empresarial le redunden en amplios beneficios por otras áreas de su influencia, como pueden ser publicaciones escritas, conferencias y cursos variados. Pero donde yo veo el error, es que un cocinero que no tenga restaurante, no es un cocinero. El paso de Ferrán Adriá es el equivalente a conseguir la fama y echarse a dormir. Ojo que lleva 50 años al pie del cañón, pero perder dos años y romper con la tradición y mito de conseguir mesa en El Bulli puede dejar a Ferrán Adriá en una situación delicada. Hace ya unos días, Jesús Encinar citaba como uno de los peores inventos de la restauración a los chefs como uber-celebrity. Lo comparto al pie de la letra. Un profesional de su área debe explotar ese saber hacer desde la base.
Lo comparo con los abogados tertulianos que están todo el día en la tele hablando de casos y de leyes, pero llevan sin pisar un juzgado 20 años. Creo que el futuro de este tipo de profesionales pasa por seguir demostrando día a día su saber hacer y en multitud de ocasiones, la multiplicidad de funciones que adquiere una persona provoca que se descuide el foco principal del negocio. El tiempo nos dirá si cerrar la vía principal del negocio es un error o no, pero yo mantengo que sí.
En Directo al Paladar | Adriá protagonista en la primera jornada de Madrid Fusión En Pymes y Autónomos | Divierteté con lo que haces cada día