En nuestro desempeño profesional necesitamos afrontar problemas a diario, para lo que requiere de la existencia de distintos protocolos de actuación, que nos ayudarán a encauzar los problemas que surjan.
Bien es cierto que no todos los problemas son iguales, y aún pareciéndolo, tampoco lo son en el momento en el que se presentan circunstancias distintas. Por suerte no suele ser así en todos los casos, existiendo procedimientos bastante estáticos para una buena parte de los problemas.
Respecto a este tipo de casos, he observado en muchos casos que no se suelen cuestionar, ya que muchos se suelen negar a 'intervenirlos' porque han venido funcionando, y no se cuestionan las posibles mejoras que se pueden abordar. Esta inacción puede convertirse en un lastre a futuro, y un enorme riesgo debido a que por razones de volumen o cambios estructurales, no pueda seguir funcionando.
Para ello, lo más recomendable sería emprender una actitud de constante mejora, analizando las circunstancias actuales con un ojo puesto en el devenir futuro, adaptando nuestros protocolos y procedimientos en cada momento. Y por supuesto no improvisar, sino que debemos ir trabajando constantemente en una nueva versión que solo pondremos en funcionamiento cuando nos hayamos cerciorado de que arroja el fin deseado.
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