Quien quiera dirigir un negocio, sea este del tipo que sea, y bien sea este negocio su propia carrera profesional o la más grande compañía de todos los tiempos, un poco de aventura y de acción decidida no le irá mal. Mejor dicho un poco (o mucho) de aventura y acción decidida le resultará indispensable.
Y es que quien dirigiendo una empresa, dirigiendo un negocio o dirigiendo su propia carrera profesional no esté dispuesto a superarse, a traspasar sus propios límites, a correr y vivir aventuras y riesgos permanentes, y en definitiva a desafiarse y desafiar al mundo cada día, mejor que se quede en casa y deje los negocios para los que si que están dispuestos a ello.
Mejor dicho, quien no este dispuesto a la aventura, a tomar las riendas de su propia vida o del negocio, quien no este dispuesto a hacer de cada día un nuevo día, de hacer cada día su nuevo día, mejor que se vaya a buscar trabajo a modo de pedigüeño a aquel que si que se ha aventurado y se ha atrevido a correr esos riesgos.
Obviamente no todo el mundo tiene en sus genes este don emprendedor, no a todo el mundo le corre por las venas sangre empresarial, no todo el mundo sueña, y sueña cada día con gobernar su propia vida. Pero que duda cabe, de que el que si que sueña con ello, necesita de toda esta predisposición, precisa de toda esta acción para lograr ser aquello que la sangre que bombea su corazón le pide ser.
En Pymes y autónomos | Asumir riesgos, un mito de los empresarios
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