IC nos ha hablado en un post sobre la tensión sexual en la empresa como termómetro para medir la vitalidad de la plantilla, su grado de cohesión, la necesidad incluso que exista en los equipos de trabajo y el tratamiento natural que le debemos dar a tales hechos como seres sexuados que somos.
Y la verdad que me ha hecho pensar más aún sobre este punto, dado que como personas que somos y con instintos y necesidades mutuas que tenemos, en muchas ocasiones podemos complicarnos la vida con encuentros sexuales con gente que nos rodea en nuestro entorno de trabajo. No me restrinjo sólo a compañeros de trabajo, sino a toda la esfera personal que rodea nuestras relaciones laborales.
Partiendo de la base de la libertad de actuación de cada uno y la capacidad para asumir las consecuencias de nuestros actos, en la mayoría de las ocasiones que se generan encuentros sexuales entre personas que trabajan codo con codo cada día, antes o después aparece una sensación de culpabilidad difícil de asumir por parte de los implicados.
Imaginemos un lío con un cliente, con un proveedor o con nuestro compañero de mesa. Nuestro comportamiento posterior se va a ver seriamente dificultado por la sombra de ese encuentro dado que separar el terreno personal y profesional es complejo, más aún si se comparte lecho entre dos personas.
La sombra de culpabilidad puede aparecer en cualquier momento, reprovhes cruzados frente a una negativa de la otra parte, la dificultad de tomar la decisión adecuada… Infinidad de factores que refuerzan más aún si cabe que comparto las ventajas de una adecuada tensión sexual, pero tenemos que tener presente que si la tensión se dispara y finaliza en una relación, los problemas posteriores pueden ser importantes.
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En Pymes y Autónomos | Distracciones sexuales en el trabajo