En las épocas de crisis los empresarios deben esmerarse en la gestión de la empresa. Una manera de optimizarla es mirar alrededor y extraer lecciones de los aciertos y errores de los demás para aplicarlos en su propia actividad.
Viendo la actitud y las decisiones de muchos de nuestros políticos podemos sacar muchas conclusiones para mejorar nuestra actividad. Basta sólo con hacer lo contrario de lo que ellos hacen.
Un aspecto importante en nuestro negocio es la planificación. Tener claros unos objetivos a corto, medio y largo plazo y buscar las estrategias necesarias para conseguirlos. No se pueden dar palos de ciego, tomar hoy una decisión y cambiar mañana de opinión, improvisar y no tener un plan claro de qué hacer más adelante.
Al hilo de lo anterior, debemos cuidar la imagen de la empresa y nuestra propia imagen como empresario. La tan cacareada confianza puede tardarse mucho tiempo en ganarse y perderse en un instante, si queremos que nuestros clientes, proveedores, empleados o colaboradores tengan una buena imagen de nosotros no podemos decir una cosa y hacer la contraria o dar la sensación de estar viviendo en un mundo paralelo.
Si la situación económica es crítica debemos recortar en los gastos superfluos. No podemos tocar los aspectos del negocio que son estratégicos para que este siga funcionando, no podemos quedarnos con el Audi del Administrador y despedir personal que puede ser productivo y clave para que la calidad de los productos o servicios de la empresa se siga manteniendo.
Con respecto a lo anterior, recortar puede ser inevitable pero la única salida a medio y largo plazo es generar más ingresos. Hay que ser imaginativo para que entre más dinero porque llegará un momento en que no se pueda recortar más sin poner en peligro la actividad de la empresa.
Para generar más ingresos hay dos posibilidades. Explotar a los clientes que ya tenemos, con riesgo de que éstos no puedan pagar nuestros precios o, directamente, escojan a otra empresa, o buscar la manera de aumentar nuestra cartera de clientes mediante promociones, incentivos, etc. La estrategia de quienes gobiernan es la primera, la nuestra debe ser la segunda.
Nosotros conocemos nuestro negocio y nuestro mercado, debemos tener imaginación y no seguir recetas que el tiempo demuestra que no son efectivas. Viendo los errores de los demás podemos encontrar el camino correcto.
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