Justo antes de que emitan la siguiente entrega vamos a abordar nosotros el tercer programa de Negocios al límite, en Nenauto, Humanes. En esta ocasión se trata de intentar rescatar un taller de chapa y pintura de automóvil, un negocio familiar donde trabajan padre, madre e hijo, así como dos empleados, y que podéis ver integro aquí.
Habrá más de un negocio que se vea reflejadas en el caso de Nenauto. En un sector al que la crisis no le sienta del todo mal, al alargarse la vida útil de los vehículos, siempre hay negocios que van de cráneo, que evidentemente tienen problemas serios de gestión, de concepto de negocio, cuestiones de ABC que les hacen incapaces de aprovechar el viento a favor que comentamos. veamos alguno de esos problemas.
La jefatura vacante: de cazadores y agricultores
Supongo que a más de uno le habrá pasado. La dinámica de los negocios te empuja a salir a captar negocio, a buscar el mamut que debes llevar a tu tribu. Pero, por otro lado, luego te das cuenta de que, en tu ausencia se ha generado un caos, que te han crecido los enanos, y que los clientes que has ganado fuera no compensan los que se han perdido en tu ausencia. Podríamos llamarlo el síndrome de la jefatura vacante.
¿Cómo se arregla esto? Para empezar yo diría que es evidente que en toda organización se necesitan cazadores y granjeros/ganaderos, cazadores de piezas y cultivadores de lo que ya tenemos, especialmente en negocios como el que hablamos, en el que esperamos ir más allá de una reparación puntual, y lo que se desea es construir una relación sólida con el cliente. Y llegado este punto cable preguntarse si existen estos perfiles. Yo no los acabo de ver.
Por un lado Antonio, el jefe, como el mismo se denomina, se supone que salle a la búsqueda del cliente, sin enseñarnos el programa en ningún momento cómo lo hace, que tipo de acciones comerciales realiza. Una pena, ya que tampoco el programa explica de un modo serio que tipo de actividad comercial es la más adecuada para una empresa de estas características, más allá de la caravana de autos tuneados y el reparto de octavillas, algo bastante triste por ser suaves.
Por otro lado tenemos a Mercedes, la mujer, que está en Administración, y Christian, que es el hijo y se supone que es el encargado del taller. Estos deberían ser los cultivadores, los ganaderos, que explotan la base de datos de clientes actuales, pero otra vez nos quedamos sin ningún consejo sobre como mejorar las ventas sobre lo que resulta más fácil, los ya clientes que aún no se han ido. Quizás ello se deba a que el programa detecta problemas previos pero es una pena que no se afronte esta problemática.
Entre nosotros, la sensación que tengo es que ninguno de los tres realiza su labor, que cada uno se aísla en su mundo: una en la oficina, el otro se larga en moto con la excusa de la gestión comercial y el tercero lleva los casos de música puestos para evadirse. Todo con tal de no ver que la empresa se les cae a pedazos.
La jefatura vacante: falta de organización y desorden
Llegado este punto, me da igual que el líder sea más cazador, o más agricultor, pero en cualquier caso debe ser organizador, debe crear estructuras, establecer procedimientos, comunicarlos a su equipo y hacerlos respetar, con delegaciones claras que incluyan facultades y responsabilidades. De todo eso, en el caso de Nenauto nada de nada.
Existe una absoluta falta de gestión. No es que el jefe este fuera del negocio al ir a captar clientes, es que parece que hace mucho tiempo que la mente del jefe no está en la empresa. Las explicaciones pueden ser muchas, pero este diagnóstico parece evidente.
En este sentido, las discusiones padre e hijo, y en general la forma de relacionarse en el taller a voz en grito es sintomática. No existe comunicación de verdad, todo se reduce a ver quien eleva el tongo de voz más, quien gesticula más, quien se impone. Es todo tremendamente primario (comparado con la forma de expresarse de Angel Madroño, el dueño taller que se presta a ayudarles).
Y a ese desorden mental, a esa morralla en la comunicación se une el auténtico desbarajuste en el taller, la suciedad, la desorganización. Ese taller viene a ser la antítesis de la metodología de las 5s o de la gestión lean. Loas consultores que venden esta metodología pueden usar este programa para reforzar sus planteamientos.
El desenlace según lo previsto...
Es muy didáctica la intervención de Madroño y su gente en el programa, pero como he señalado echo en falta mucho más, muchas asignaturas pendientes que, sin profundizar siquiera, se podían al menos haber apuntado: estrategias para captar clientes, para maximizar su rentabilidad, control de costes, negociación con proveedores, sucesión de empresa familiar, etc... todo eso queda en agua de borrajas con un paseo por las instalaciones de la competencia, la caravana comentada y el curso de especialización en tunning al chaval (qué triste reducir el mundo de la chapa a eso, sin haber definido siquiera la visión del negocio).
Por cierto, que en lo de la limpieza de la suciedad que acumulaba el taller, jamás acabaré de entender que se lo haga el programa a cada establecimiento. Primera lección del mundo de los negocios: cada uno se limpia su mierda, por responsabilidad y debido a que si no no se interioriza que hay que evitar manchar y que hay que mantener la pulcritud por sistema. De verdad que no lo entiendo más allá de buscar el efecto sorpresa.
Para acabar, y como os podéis imaginar, Negocios al límite y su coach no salvaron a Nenauto, a pesar de afirmar que lo habían reflotado. Antonio traspasó el negocio (por enfermedad según indica), y con él se fue su mujer. Únicamente se quedó Christian, ya que al poco de la grabación se marcharon las dos joyas que tenían en la plantilla. Es lo que ocurre cuando todo queda en una mera operación publicitaria que a Antonio y su gente le salió mal, al grabarse el programa hace 5 meses, con lo que no llegaron a tiempo de capitalizar la emisión del mismo.
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