Tengo que hablar con el Jefe

Supongo que quien más quien menos lo ha utilizado en su trabajo. Frente a una situación concreta, frente a una reclamación, se gana tiempo diciendo que ha de consultarse con una instancia superior. Con el jefe, en una palabra, aunque no sea cierto y la decisión la tomemos nosotros. De esa manera, no solo conseguimos esas preciosas horas, esos hermosos días de plazo. Podemos escondernos detrás de nuestro primo de Zumosol para lanzar una respuesta que sabemos impopular. La negativa ya no viene de nosotros, viene del jefe, que nos salva nuestra cara.

En el mundo empresarial, dada la excesiva jerarquización predominante es relativamente creíble. Pero esto es más complicado en el caso de un empresario, de un profesional liberal. ¿Con quién tiene que consultarlo él? Algunos se escudan tras sus asesores, tras empleados de alto nivel técnico, diciendo que tienen que respetar un procedimiento, que ellos casi no pintan nada en su propia empresa, en su proyecto. Pero los hay más imaginativos, como aquellos que se inventan un responsable superior. Este es el punto de arranque para una divertida comedia de Lars Von Trier, El Jefe de Todo Esto. Un empresario esconde su papel en la empresa tras un supuesto fundador de la empresa. Esta figura, a la que denominan el director, le es muy útil para tomar decisiones desagradables,o por el contrario para crear una figura más cercana para otros. Claro que, cuando se dispone a vender la empresa, debe contratar a un actor en paro para encarnar dicho papel.

Por otro lado, la película suscita un debate, que ya hemos tenido en El Blog Salmón, acerca de a quién pertenecen las empresas. Nada como una comedia fina para hacer funcionar nuestra mente.

Más información | El Jefe de Todo Esto Enlace | Vídeo original en YouTube

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