En uno de mis últimos viajes a Marruecos volví a disfrutar de un arte que a mí me gusta practicar por esas tierras, el arte del regateo, dicen los que me conocen que soy un duro negociador y que siempre llevo al límite de la ruptura la negociación, incluso algunos me acusan de aprovecharme de la (supuesta) necesidad de vender de la parte vendedora para obtener un precio muy bajo cuando yo podría (dicen) pagar más por el sin problemas, yo no lo veo así.
No se si soy buen negociador o no, no me lo planteo, tampoco me importa mucho pues en ese país si lo hago es por su propia costumbre de hacerlo y también un poco por divertimento, no se supongo que como buen catalán que soy tengo ese toque de fenicio que siempre está negociando y es que ya se sabe que “la pela es la pela”, pero no es eso, a lo que me lleva a plantearme todo esto y en lo que discrepo de mis supuestas “artes”, es porque considero que cuando se cierra un precio, un pacto, el que sea, es que es conveniente para ambas partes, más o menos conveniente pero de buen seguro que nadie pierde, en caso contrario el otro no firmaría.
Y esto me lleva a extrapolarlo a nuestra realidad empresarial, en nuestras empresas hacemos descuentos a los clientes, les hacemos promociones, rebajas, etc, etc. pero cerremos el precio que cerremos con el cliente siempre ganamos, no cerraríamos una venta (en condiciones normales) para perder, ganaremos más o menos, pero ganaremos, el arte en este caso está en hacer creer que ya hemos llegado al límite, que le hacemos un favor, que perdemos vendiéndoselo a ese precio, pero le vendemos y con esa venta ganamos y ese es nuestro objetivo.
A la inversa sucede exactamente lo mismo pero al revés, las empresas que nos pretenden vender algo, cuando nos hacen una oferta o un descuento siempre nos lo venden como si ya no pudiesen dar más de si, como si estuviesen perdiendo con nosotros, ¡si perdiesen perderían la venta pero no nos lo darían!, puede ser que la oferta que nos hagan sea la última que nos puedan hacer, pero la ultima siempre será ganadora para ambas partes, y el éxito sublime estaría en hacer sentir ganadoras a las dos partes.
En Pymes y Autónomos | Márgenes comerciales y descuentos a clientes
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