Pequeño comercio vs. franquicias, por qué las ciudades se parecen cada día más

Viajar de una ciudad a otra y encontrar los mismos comercios. Las franquicias es un fenómeno que convive con el comercio tradicional desde hace años, pero que en muchos casos está desplazando a este comerciante a locales secundarios. Esto hace que las ciudades al final pierdan su personalidad y acaben por parecerse unas a otras, donde tomarse un helado, comprar ropa o el pan, tomarse un pincho ya se hace en franquicias. Unos locales que buscan parecerse a los comercios de toda la vida, de dotarlos de una imagen de autenticidad, pero todos sabemos que es solo cartón-piedra.

El problema es que muchas de estas franquicias obligan a los franquiciados a elegir un local que se ubique en una de las principales calles comerciales de la ciudad. Tienen bien estudiado que gran parte de su éxito depende, además del reconocimiento de su marca, del tránsito de personas y la ubicación en el local adecuado.

La franquicia también es enemiga del comercio tradicional

Esto automáticamente expulsa de estas calles al comercio tradicional, que en muchas ocasiones no puede competir y se ve relegado a calles secundarias. Un alquiler más barato, donde el cliente habitual tal vez les puede encontrar, pero que les aleja de los nuevos clientes que podrían captar por estar mejor situados.

El comercio tradicional no tiene armas para luchar por la captación de este cliente de paso, especialmente si se ubica en zonas turísticas, donde es más complicado trabajar acciones de marketing, campañas en redes sociales que tienen más efecto en el cliente local.

La franquicia roba clientes al comercio tradicional, pero muchos renuncian a luchar por ellos

Al consumidor el sistema de franquicias le da seguridad. Sabe que no le van a engañar con precio y calidad. Desayunar en un conocido café, que ya conoces y sabes los precios y servicios que ofrece, para muchos es mejor alternativa que adentrarse en otros locales, donde no saben lo que se van a encontrar. Y en muchos casos tampoco lo que se pierden.

Atrás, tengo una crítica y no dudaré en publicarla

El único arma, a mi modo de ver, que tienen estos pequeños comercios es mimar su relación con los portales de recomendación. Si alguien está de paso en la ciudad y busca un lugar para comer, muchas veces se fía de estas recomendaciones. Es aquí donde un buen trabajo con los clientes y lograr que nos valoren positivamente es la mejor política.

A veces la mejor propina que puede recibir un local es una buena recomendación, que le va a atraer más clientes. Pero lo cierto es que hay muy pocos locales que fomenten dicha recomendación, muchos que quieran competir por lograr un buen resultado y pelear por ser los mejores para TripAdvisor o para Google de la ciudad.

Los clientes siempre se fían más de las recomendaciones de sus amigos o conocidos que de las de extraños. Pero muchas veces queda claro que si nuestro local acumula muchas malas críticas, será automáticamente descartado. Si no se encuentra nada destacado, la franquicia muchas veces es un puerto seguro para el cliente de paso. Por eso el comercio tradicional no puede renunciar a dar la batalla, contra Internet y la venta online, contra las grandes superficies y centros comerciales y por supuesto también contra las franquicias.

Imagen | Adrianna Calvo

También te puede gustar

Portada de Pymes y Autonomos

Ver todos los comentarios en https://www.pymesyautonomos.com

VER 0 Comentario