Uno de los deseos más comunes entre la mayoría de los mortales es tener más dinero, ya que a la tenencia de dinero en abundancia se le asocian menores dificultades y una mejor calidad de vida. No obstante, este aspecto no pasa desapercibido sobre nuestro carácter, porque a medida que nuestra situación socioeconómica va cambiando también cambia nuestra forma de ver las cosas y de comportarnos.
Esta conclusión que podría resultar arbitraria fruto del análisis altruista de ciertos ejemplos personales, está avalada por un estudio psicológico realizado por Thierry Gallois en nuestra vecina Francia, en el que se muestra que a medida que las personas se hacen más ricas suelen ser menos sensibles ante los problemas de los demás, nos volvemos más exigentes, más tercos, y en definitiva, menos humanos.
Por suerte no suele ser así en todos los casos, pero si es cierto que le pasa a una gran mayoría, y la explicación parece encontrarse en que cuando vamos alcanzando mayores cotas de riqueza, se desarrolla un cierto 'mecanismo' de defensa para perdurar en el tiempo nuestro estatus, y esto deriva en una mayor agresividad y una menor empatía.
Aunque no se ha demostrado dentro del estudio, tal vez podamos extrapolar esta situación al terreno de la empresa, y analizar el comportamiento de los profesionales a la hora de consolidad ascensos dentro de la organización en la que trabajan, o a la hora de optar a puestos de responsabilidad en cualquier otra. ¿Será que existe un 'mal' asociado la riqueza? Personalmente, sigo creyendo que dependerá de cómo seamos cada uno de nosotros, y no del dinero en sí mismo.
En Pymes y Autónomos | ¿Emprenderías sin dinero? Imagen | daquellamanera