Uno se reconoce como un lector compulsivo, de obras de todo tipo. Leer nunca está de más, si bien tiene sus peligros, que se lo digan al ingenioso hidalgo. Hoy por hoy quizás el peligro no esta en los libros de caballerías. Hoy me atrevo a recomendar tener cuidado con los libros de ayutoayuda empresarial.
Me ha parecido muy ocurrente y oportuno el corto de Jesús Ponce, Adictos, dedicado a esa suerte de enganche de algunos con los libros de autoayuda baratos. Los que nos dedicamos al mundo de la empresa sabemos que esa moda también ha llegado a nuestra zona de lectura. Y conviene ser precavido.
La combinación entre personalidades débiles, falta de criterios, de base de formativa y experiencia con ese continuo aluvión de novedades, de propuestas revolucionarias, de soluciones mágicas, puede hacer perder la chaveta a más de uno, a que pierda el norte de su negocio, de su empresa.
Es más, el peligro ya no sólo estriba en a capacidad de influencia de los textos en mentes acríticas. Se produce una suerte de enganche, de compulsión lectora de todas las novedades, que puede acabar en una suerte de parálisis por análisis, de procrastinación, en un exceso de inversión de tiempo en actividades más placenteras y controladas como la lectura como excusa para no abordar el mundo real.
Ante todo mesura. Leer y vivir.
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