En los últimos años me ha llamado la atención que los grandes empresarios, la patronal y el gobierno están intentando atraer la inversión extranjera utilizando como baza el hecho de que somos competitivos (baratos).
Una característica que sin lugar a dudas es generadora de inversión, porque permite competir en un entorno global de manera más competitiva, pero, ¿es este el mejor modo de promocionar nuestro tejido empresarial?
En mi opinión, aunque a corto plazo es un objetivo más complicado, tal vez sería más adecuado fomentar la inversión en investigación y desarrollo, que a la larga contribuiría notablemente al desarrollo de nuestra industria, a la generación de puestos de trabajo intensivos en conocimiento, y mayor riqueza.
Esta opción que se nos ha impuesto, lejos de conseguir su objetivo de manera clara, ha conseguido que nuestras empresas se encuentren cada vez más descapitalizadas, demandando empleos de escasa cualificación, y sin la capacidad de retener el talento y sin evitar la 'fuga de cerebros'.
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