El enchufado “Fly me to the moon”

En ciertas empresas, sobretodo las de naturaleza familiar, puede existir una figura que conocemos coloquialmente como el “enchufado”. Una persona que por cercanía familiar o personal con los responsables recibe un puesto de trabajo sin pasar por un proceso de selección previo.

El enchufismo es una práctica mucho más habitual de lo que pensamos en nuestro país. Pero cuidado: no lo entendamos como algo siempre negativo. Se puede realizar con cabeza y no tiene por qué suponer un problema si colocamos a la persona adecuada en el puesto ideal. Por desgracia esto no siempre es así y se pueden ver “enchufados” sin preparación ni motivación para realizar el trabajo pero que se dejan llevar por los directivos hacia puestos de responsabilidad.

Defino al “fly me to the moon” como una persona contratada a dedo con perspectivas de ascenso cuyo rendimiento y compromiso no son suficientes para ser merecedores del mismo. La confianza con los directivos convierte a esta figura en un “parásito” difícil de manejar que sufre varios reposicionamientos en la estructura empresarial para encontrarle un puesto adecuado.

En el camino deja como rastro la desmotivación y el empeoramiento del clima laboral pero su salida de la empresa es complicada de gestionar por los lazos de amistad o familiaridad con dirección. De hecho es más probable que pase por algún puesto de responsable en el camino (increíble pero cierto).

Cuando una de estas personas entra en una empresa suele producir dos efectos. El rumor y el humor de la plantilla experimentan una tormenta para luego terminar en un silencio atronador. No nos confundamos, no es que ahora esté todo bien, es que las críticas se producen por vías informales ya que las formales no resultan efectivas.

Cuando se conoce el trato de favor pocas personas quieren poner su puesto en riesgo criticando la situación abiertamente. Además, el enchufado es un trabajador con poder sobre sus compañeros aunque aún no tenga un puesto de dirección. Todos saben quién es el número uno para los jefes y quién tiene más posibilidades de serlo algún día.

Se han visto muchos casos donde la dirección ha tenido que descubrir qué empleado ha cometido un error. Al buscar un culpable lo primero que se realiza de forma natural es preguntar a las personas de confianza, incluso fuera de la oficina, por lo que para el enchufado es muy sencillo utilizar este arma a su favor y en contra de los demás.

Este personaje suele traer la desmotivación a su entorno laboral y por tanto afectar al rendimiento general de la empresa. Recuerdo un caso donde un “fly me to the moon” (o “llévame hasta la Luna”) cobraba prácticamente el doble que el resto de sus compañeros y había sido reposicionado en múltiples puestos (algunos de dirección) sin lograr cambiar su actitud “pasota”.

Los demás veían cómo repelía el trabajo y lo dirigía hacia los demás, por lo que apenas trabajaba la mitad que ellos. Parecía que hiciera lo que hiciera su presencia en la empresa estaba asegurada. "La historia interminable" decía alguno mientras él seguía en las nubes.

¿Cómo te afectaría convivir con este panorama? Por supuesto que muchos se quejaron y la dirección le dio toques de atención (“tienes que dar ejemplo”) pero creo que os podéis imaginar lo que pasaba a las pocas semanas. Si, todo volvía a ser igual.

La "culpa" es del empresario, no debemos dudarlo. Si vamos a contratar a alguien a dedo hay que realizar una selección (aunque sea silenciosa) para comprobar que estamos metiendo a la persona adecuada para el puesto. Hacer otra cosa es una irresponsabilidad que pagaremos tarde o temprano. Si ya hemos cometido el error resultará difícil ver el problema por el silencio de la plantilla así que hay que realizar un seguimiento cercano al nuevo empleado. Si no lo hacemos podremos tener un "parásito" y muchos de los siguientes efectos a largo plazo sobre el resto de la plantilla:

  • Desmotivación general
  • Menor compromiso con los objetivos de la organización
  • Bajada de rendimiento voluntario e involuntario
  • Aumento de la toxicidad de la comunicación informal
  • Crecimiento del rumor
  • Empeoramiento de las perspectivas de futuro de los empleados
  • Aumento de bajas voluntarias
  • Aumento de la conflictividad laboral
  • La comunicación formal recibirá menos feedbacks útiles
  • Menor tolerancia al estrés

Creo que es importante que los empresarios, sobretodo los de las pymes, consideren los pros y los contras de contratar a una persona cercana pero desconocida en el ámbito laboral. Hago especial hincapié en pymes pues ahí la organización es más sensible por la menor dimensión de la plantilla.

Si aún con todo lo dicho os seguís preguntando ¿por qué "Fly me to the moon"? os pediré que recordéis la canción de amor interpretada por Frank Sinatra con el mismo título. Eso es lo que me imagino que suena en la cabeza de este estilo de personas mientras en la de los demás solo suenan cánticos de guerra (¿Alguien pensó en vampiros?): "fly me to the moon... let me play among the stars"...

En Pymes y Autónomos | La importancia de los contactos | Vampiros en la oficina Imagen | Germán R. Udiz

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