El emprendedor no nace, se hace. Esto es así porque aunque una persona sea aventurada por naturaleza necesita ser educada para reforzar y ordenar los conceptos que le deberían llevar al éxito. En nuestro país llevamos muchos años entendiéndolo de otra manera alimentados por las experiencias de éxito fortuito.
Para que nuestro país sea capaz de regenerar su tejido empresarial necesitaremos algo más que dinero: poseer una población con ganas de ilusionarse y aprender. Es decir, tener esperanzas. Porque con ganas y deseo el camino es más recto incluso aunque no sea fácil.
"Querer" es en muchas ocasiones sustituida por "deber" pero aún en el caso de convertirnos en emprendedores forzados necesitamos ese deseo de prosperar e iniciar un nuevo proyecto. Encontrar aquel que nos ilusione y en el que podamos creer no es suficiente si no contamos con la experiencia o la formación necesaria para asegurar nuestros pasos pero sin duda es un primer gran paso.
Puede que quieras creer pero ¿crees?
Este fin de semana 47 mil personas acudieron masivamente a una oposición para ser celador en Las Palmas de Gran Canaria. Solo habían 413 plazas pero pusieron todo su empeño en la prueba. Sí, ilusionarse es posible así como sacar fuerzas donde no las hay. Muchos llegaron de rincones lejanos de nuestra geografía buscando una luz.
Es fácil pensar que si tanta gente acudió es porque la cosa está muy mal pero ¿se han parado a pensar la cantidad de gente que se está esforzando? Muchísima gente está utilizando todas sus energías por un propósito y esto es positivo, démosle valor a la constancia y el esfuerzo.
De estas miles de personas ¿cuantas tienen las herramientas y el conocimiento para emprender? pero lo que es más importante ¿cuántas consideran que el emprendimiento es una opción? Las cosas están muy mal, nadie lo duda y yo no seré el primero, pero ¿dónde están esos esfuerzos para ayudar al emprendedor? ¿dónde está ese camino recto? Querer, aprender, creer y emprender...es imprescindible hacer un pleno al 4.
No podemos querer y emprender sin más. Hay que incentivar pero también tenemos que ir más allá: si no creemos y no aprendemos nunca nos recuperaremos. Ayer otras miles de personas salieron a la calle y aunque no hicieron una oposición pusieron ganas e ilusión en cambiar algo. Señoras y señores, por supuesto que podemos.
Caerse y volverse a levantar
Os voy a contar una anécdota muy personal pero que me ha ayudado mucho en momentos de flaqueza. Mi abuela, que en paz descanse, quedó postrada en la cama por unos problemas cardiacos y el médico nos dijo que posiblemente no volvería a andar por la avanzada edad que tenía y sus problemas de salud. Al volver a casa la recostamos en la cama con desánimo.
A los pocos días nos asustamos cuando la vimos agarrándose a las paredes del pasillo, moviéndose lentamente pero sin cesar. Tras unos pocos pasos volvió a su cama y le dijimos que no hiciera locuras, que le traeríamos lo que quisiera. Pero ella solo quería una cosa: andar sola.
Día a día andó más y más metros de pasillo hasta que un día pudo agarrarse al andador y no paró de dar vueltas al patio a una velocidad desesperantemente lenta hasta que recuperó parte de su movilidad. Entonces agarró su bastón, se dirigió a la silla desde la que le gustaba escuchar a los pájaros cantar y se sentó. Sin querer y creer nunca se habría levantado de la cama.
Si algo tengo claro a la vista de las manifestaciones es que la gente quiere levantarse. Todavía no creemos pero cuando lo hagamos solo será el principio de un esfuerzo titánico a todos los niveles. Disculpen mi lenguaje pero: hará falta tener cojones.
En Pymes y Autónomos | Emprender para aprender, ¿Qué necesito para emprender?, ¿Dónde está la dificultad para emprender? Imagen | Alefot