Buscar excusas. Encontrar justificaciones con las que liberarnos de la responsabilidad de un error, de un fracaso o de no haber conseguido lo que nos proponíamos. Es tan humano como inútil en la mayoría de las ocasiones. Y sobre ello versa esta pequeña ‘lección’ extraída de una película que, con toda seguridad, no pasará a los anales de la historia, pero que nos será útil para transmitir un mensaje útil.
Se trata de una conversación entre el mítico Rocky Balboa (Silvester Stallone) y su hijo, en la última película de la interminable saga del boxeador. Este último se queja del excesivo protagonismo de su padre y las dificultades que ha encontrado a lo largo de su vida por la alargada sombra del apellido Balboa. La respuesta es clara: “Si sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces... Pero tendrás que soportar los golpes”.
“Ni tú ni yo ni nadie golpea más fuerte que la vida... Pero hay que soportar sin dejar de avanzar, así es como se gana”, le advierte. Y va más allá: “No puedes estar diciendo que no estás donde querías estar por culpa de él, de ella ni de nadie. Eso lo hacen los cobardes y tú no lo eres. Tú eres capaz de todo”.
El protagonista da en la clave para llevar a cabo cualquier proyecto (personal o profesional): creer en uno mismo. Conocer las posibilidades propias, ser consciente de que el camino no será fácil y no perder nunca el objetivo. Buscarlo una y otra vez, aunque haya caídas y golpes. Saber que con mucho esfuerzo, es posible.
Trata de no buscar excusas. No es sencillo y, a veces, resulta inevitable. Por supuesto que los resultados de cualquier iniciativa dependen de muchos factores. Pero esquivarlas, cuando sea posible, sólo permitirá que la autocomplacencia deje paso a la motivación y la superación.
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