La tecnología (y las opciones que esta nos ofrece) avanza siempre de una forma vertiginosa, ¿nosotros lo hacemos del mismo modo? Sin duda que en la gran mayoría de los casos no, y eso afecta (y mucho) a nuestra competitividad y productividad empresarial, a nuestra competitividad y productividad como profesionales.
Estar siempre plenamente actualizados de la tecnología que se nos ofrece y que podríamos utilizar para optimizar nuestra carrera profesional o nuestra gestión empresarial será en muchos casos material, humana y técnicamente imposible. Pues hay muy pocas empresas o profesionales que tengan el tiempo, las capacidades y los recursos suficientes para disponer a la vez y completamente de todo lo que les ofrece el mercado, pero en la medida de lo posible se tiene que intentar.
Y en muchas ocasiones intentarlo o estar lo más actualizados tecnológicamente ni siquiera significará siempre estar comprando lo más innovador o lo que ha aparecido recientemente, ni incluso estar modificando la tecnología que usamos permanentemente. Pues si fuese así, incluso podríamos provocar un efecto contrario al deseado, un efecto de descoordinación, parálisis y confusión, por no tener algo que mantengamos estable y dominemos bien.
De lo que se trata es de no hacerle ascos a probar aquellas cosas nuevas que vayamos pudiendo probar, y de ir poco a poco instalando mejoras en todos nuestros procesos. Incluso una opción más simple y modesta es pararnos un día cada X meses, sentarnos en una silla y empezar a analizar los servicios informáticos que disponemos, equipos móviles, software, aplicaciones y demás, y ver en que nos hemos quedado atrás, en que ha avanzado el mercado en esos meses, y así podernos actualizar, podernos poner al día.
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