Es lo más habitual que emprendedores y empresarios recurran a profesionales en busca de información y asesoramiento cuando tienen problemas. Tanto porque deciden realizar ellos mismos determinadas gestiones como por no prever situaciones muy habituales en las empresas, que la falta de conocimiento o experiencia llevan a no tener en cuenta, es muy habitual que surgan los problemas y entonces, cuando probablemente no tengan solución, se busca ayuda.
En cuestiones legales es sabido que el desconocimiento de la Ley no exime de su cumplimiento, así que aventurarse al "lo hago yo solo" sin conocimientos suficientes de lo que supone tener y gestionar una empresa es comprar todos los boletos para tener problemas. En otras situaciones, relaciones con socios, firma de contratos con proveedores o clientes, etc. los compromisos adquiridos sin entenderlos o el dejar determinadas cuestiones poco claras también son el preludio de conflictos. Por eso es mejor informarse y asesorarse antes.
En las fases iniciales de un negocio, sobre todo si el que lo inicia no tiene experiencia, se hace uno en demasía de la "buena fe". Los inicios son épocas de ilusión, de muchos ánimos, de buenas palabras, de objetivos compartidos y, generalmente, de un excesivo optimismo, que no nos hace ser lo suficientemente razonables como para pensar que, al igual que les ha pasado a otros, los problemas acabarán apareciendo.
Es necesario ser conscientes de que hay muchos aspectos que se desconocen y que no pueden quedar en el aire o al azar. Si el negocio va bien podrán aparecer problemas cuando haya que tomar decisiones estratégicas sobre si hay que aumentar el tamaño del negocio, si hay que diversificar, si se reinvierten los beneficio o si se reparten, etc. Por supuesto si el negocio va mal los problemas se multiplicarán.
En cuanto a las relaciones con las Administraciones debemos tener en cuenta que hay muchas normas y obligaciones que cumplir, y por si ésto no fuera suficiente las normas (o las interpretaciones de las mismas) cambian constantemente. La necesidad de información en este aspecto es constante y si alguien quiere ocuparse personalmente de ello ha de tener en cuenta el esfuerzo que supone.
La clave para tener el menor número de problemas posible es anticiparse a ellos. Recurrir a expertos cuando ya los tenemos encima no suele ayudar, sí hacerlo antes y prever las situaciones para evitarlas o estar preparados para cuando surjan.
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