Un mal día, problemas familiares, la empresa no marcha como debe. Los problemas son el pan nuestro de cada día. Al trabajador se le aconseja, sobre todo si trabaja de cara al público, que sus asuntos los deje en casa, puesto que los clientes no tienen la culpa de sus conflictos.
¿Pero qué ocurre cuando es el jefe cuando deja en evidencia a un empleado ya que no sabe gestionar sus emociones? Sí, todavía existe lo de "si no te gusta cómo se trabaja aquí, ahí tienes la puerta". Una estrategia por llamarlo de alguna manera, patética y terrible que suelen emplear superiores con autoestima baja y pésima capacidad de liderazgo.
Superar los propios obstáculos para no pagarlo con tu equipo
Cuando nos encontramos con un obstáculo, tenemos dos opciones, o derrumbarnos o tratar de superarlo. Si elegimos la segunda opción el camino a recorrer puede ser duro pero, además de ayudar a madurar, servirá para no caer en la tentación de echar la culpa de tus males a los demás.
Ponernos en la piel de víctima es sencillo e injusto para los demás. Esa actitud debilita y predispone al fracaso. Si no sabes gestionar tus emociones, y diriges una empresa, ten cuidado con pecar al creerte el ombligo del mundo, porque creerás que solo tú tienes problemas y la ira y la frustración, te pueden llevar a tomar muy malas decisiones, como la de despedir a un buen trabajador.
Mejor ser una persona fuerte que un jefe autoritario
Saber afrontar las circunstancias difíciles no es una cualidad innata, se adquiere con el tiempo. Para conseguirlo y ser un líder o sencillamente un buen jefe, sólo hay que seguir estos pasos:
Mantener la calma. Aunque la situación por la que estés atravesando sea grave, perder los nervios no ayudará a que mejore y tal vez, acabes siendo injusto con un tercero, además de no poder solucionar la cuestión de una forma eficaz.
Ser realista. Ponerse siempre en lo peor es propio de muchas personas. Pero es tan contraproducente como pensar que todo va a salir de maravilla. Gestionar la situación que nos preocupa de manera realista y procurar no realizar valoraciones subjetivas, tal vez no solucione lo que nos angustia pero tampoco nos hará sufrir de manera extra.
Un mal día lo tiene cualquiera, pero cuando estás al frente de una empresa, proyecto, equipo..., sería importante contar hasta tres, e incluso hasta diez antes de tomar una decisión de la que después nos podemos arrepentir.
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