Cuando se habla de jornada laboral de cuatro días siempre se apunta como una fórmula que manteniendo los salarios, compensa a los empleados con una mejor calidad de vida al trabajar menos horas y al empresario con una mejora de la productividad de dichos empleados. El resultado es que ambos deben salir ganando para que funcione. Pero hay otra variable que se debería considerar cuando las empresas están en dificultades, puesto que la jornada laboral de cuatro días puede tener un beneficio oculto extra: ser una alternativa a los ERTE y el despido.
Se trataría de un mecanismo que introduciría más flexibilidad en el mercado laboral, más flexibilidad en las empresas y en sus plantillas a la hora de contratar personal. Hasta ahora en un momento de bajada de la actividad la empresa no tiene otro remedio que despedir.
Un reparto del trabajo entre los empleados para mantener plantillas
Es imperativo que un cambio de este tipo que afecta a las condiciones de trabajo tenga que ser negociado previamente con los trabajadores tal y como está la legislación actual. Aunque podría ser un mecanismo que ya esté previsto en la reforma laboral que se está negociando actualmente como una forma de dotar de flexibilidad al mercado laboral, aportar más estabilidad a las plantillas y evitar despidos.
De hecho hay algunas empresas que prefieren no contratar a jornada completa, utilizar contratos de 30 horas generalmente, ya que de esta forma tienen más capacidad de maniobra si necesitan que los empleados en un momento dado cubran un turno o hagan horas complementarias, que no extraordinarias.
De esta manera la semana de cuatro días se convierte en algo complementario, una fórmula de reparto de trabajo que puede ser útil para mantener un equipo completo durante una parte del año en la que podemos tener menos trabajo.
La empresa no tendría que afrontar el menor tiempo de trabajo al asumir un menor coste salarial. Tampoco asumir las indemnizaciones de los despidos que no se producirían y además podría mantener su plantilla.
Más allá de una mejora de la productividad, en muchos casos incierta o poco probable, con trabajadores más descansados o la subvención de administraciones públicas al modelo, sería una fórmula que no supondría coste para las empresas que lo pongan en marcha, más bien al contrario.
¿Puede ser complementaria a los ERTE?
Si ahora una empresa quisiera plantear una medida como esta tendría que pasar obligatoriamente por los ERTE. De esta manera tendrían un ERTE de reducción de jornada para su plantilla, que tendrían una menor reducción de salarios, puesto que 4 días a la semana cobrarían de su empresa y uno del SEPE.
Para la empresa ahorraría costes, pero no tantos puesto que en lo que respecta a la Seguridad Social tendría que abonar la totalidad, mientras que en la semana de cuatro días, solo lo haría por las 32 horas trabajadas.
Los más perjudicados serían los trabajadores, más que con un ERTE de reducción de jornada, puesto que verían como pierden capacidad adquisitiva. Y este es el principal problema.
Hoy en día para mantener la estabilidad de la plantilla y tener unos meses menos personal está la figura del fijo discontinuo, que utilizan mucho las empresas del sector turístico. El objetivo de esta jornada de cuatro horas con reducción de salario sería por lo tanto extender el máximo posible el trabajo de estos empleados durante muchos más meses.
El mayor recorrido estaría en aquellas empresas que tienen picos de producción muy grandes, que contratan personal y despiden varias veces a lo largo del año o aquellas que están pasando por problemas puntuales. Lo complicado es que los empleados acepten una medida de este tipo, sobre todo aquellos que ahora si trabajan todo el año, que serían los perjudicados y no tanto los que entran y salen del desempleo de forma constante.
Por último un aspecto que no se puede despreciar es que mientras se van manteniendo los puestos de trabajo no se están abonando las prestaciones de desempleo. La parte negativa es que se cotiza por una cantidad menor, pero el saldo neto tendría que ser superior.