En estos últimos años en los que las empresas cada vez han ido teniendo más dificultades para abonar cada mes sus compromisos salariales con sus empleados, los departamentos de recursos humanos han ido formulando nuevas medidas de compensación para lograr el doble objetivo de incrementar las percepciones netas de sus empleados, y al mismo tiempo no incrementar los costes laborales.
En este sentido, muchas empresas han avanzado en el terreno de la retribución flexible, aprovechando las ventajas que brinda la normativa fiscal para que el poder de compra de los empleados, que pueden adquirir algunos bienes y servicios, como por ejemplo su menú diario, adquisición de ordenadores, seguros de salud, o incluso aportaciones a planes de pensiones en condiciones muy ventajosas, que en la práctica tendría el mismo resultado que una subida de sueldo.
Pues bien, una de las empresas que mayor conciencia está tomando al respecto es la multinacional gala de la gran distribución Carrefour, que está negociando implementar este sistema de retribución flexible a la totalidad de sus empleados, cuando hasta ahora lo limitaba a sus mandos directivos.
Esta de materializarse estas negociaciones, se sentaría un nuevo precedente, que puede derivar en un nuevo impulso a este tipo de retribuciones, que aunque hoy en día resulta bastante frecuente apreciarlas en las grandes multinacionales como la que hoy les refiero, puede trasladarse a las pequeñas empresas, dónde a pesar de sus ventajas y los conocidos buenos resultados tanto para empleados y empleadores, su uso sigue siendo residual.
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