Puede parecer una tontería, pero si la expresión burbuja inmobiliaria hace referencia a la existencia de una burbuja especulativa en el mercado de bienes inmuebles que en España ha durado una década, entiendo la burbuja fiscal como la existencia de una burbuja también especulativa, en este caso situada en el marco de los ingresos públicos por la vía de impuestos, tasas y contribuciones varias, sobrevalorándolos.
Se dice que el principal síntoma de la burbuja fue el incremento anormal de los precios muy por encima del IPC, incrementos que se explican principalmente recurriendo a factores externos, tales como la falta de suelo edificable, la inmigración, la especulación, la recalificación de suelos, el exceso de crédito, etc. Si extrapolamos el síntoma a la burbuja fiscal, estaréis de acuerdo conmigo en que los impuestos incrementan también de forma más que anormal y muy por encima del IPC, en este caso fomentado también por factores externos (acepto la corrupción como uno de ellos).
Lo peor de todo es que si bien la inmobiliaria fue una burbuja gestada en varios años, lo que bajo mi punto de vista posibilitó cierta innovación, asentamiento y creación de infraestructuras, creación de empleo y demás recursos, la impositiva será una burbuja letal por lo fortuito, agresivo, violento y poco fructífero del acontecimiento.
Según El Economista “La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) estima que la recaudación esperada por el Gobierno en las reformas del IRPF y del IVA se encuentran sobrevaloradas en más de un 30%. Las cajas han realizado previsiones sobre el ahorro de los hogares, y prevén que aumentará en 2009 hasta una tasa del 18,9% de la renta disponible“.
Si a la ecuación ingresos previstos incorrectos, le añadimos una errónea determinación de los efectos su incremento, y le restamos unos gastos crecientes, tenemos un presupuesto obsceno que lejos de evaluar la consecución de sus objetivos, se convierte en económicamente pornográfico al desnudarse de cualquier voluntad de cambio.
Si hemos visto estallar una burbuja, o explotar un globo… veamos qué sucede cuando revienta un flotador.
Disculpad la sequía.
Imagen | Galería de David Light Orchard
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