Las dificultades económicas transcienden mucho más allá de nuestras fronteras, de modo que cada vez son más los empresarios que se decide a cerrar sus negocios, o a trasladarlos a otras jurisdicciones como medida de urgencia.
En muchos casos, estos empresarios arrastran fuertes deudas con sus proveedores, entre los que se destacan unos muy especiales, sus propios trabajadores. Que cada vez se tranquilizan menos con ciertos formalismos, adoptando cada vez más determinadas medidas que podemos calificar como drásticas.
Este es el caso de un grupo de trabajadores chinos, que para asegurarse el cobro de las cantidades que les adeudaba un empresario estadounidense, han decidido secuestrarlo, confirmando que algo falla en este tipo de situaciones.
Aunque es cierto que en esta ocasión el hecho ha tenido lugar en China, un país con una jurisdicción y cultura muy diferente a las nuestras, es cierto que comparte algunas de nuestras circunstancias, por lo que no sería extraño que se comenzasen a experimentar situaciones de este tipo en nuestro país.
En ninguno de los casos es algo que se deba admitir, ya que el marco legislativo a través del que ha de discurrir la actividad económica, debe garantizar los derechos de todos los agentes económicos, que cada vez se sienten más desprotegidos ante el incumplimiento de los contratos o pactos que les afectan.
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