Para muchas empresas la situación ya es insostenible. Han trabajado, han facturado de forma solvente y a pesar de todos los ingresos que para muchas han supuesto un buen verano se dan cuenta que no pueden aguantar. Y comienzan los Juegos del Hambre, donde muchas empresas pueden caer y arrastrar a otras.
La cuestión no es cuentas caen, esto ya se da por amortizado en una situación como la actual. La cuestión es qué deuda generan a otras empresas que no van a poder cobrarla. La espiral de deudas que ya hemos vivido en otros momentos de crisis económica.
Porque ahora ya no se trata de lograr facturar. En algunos sectores lo que preocupa es si vamos a cobrar lo que hemos facturado. Y saben que una parte importante de estas deudas no van a ver nunca ingresadas en sus cuentas corrientes. Para una pequeña empresa es un problema, para un autónomo un drama.
Una empresa o un cliente que no paga a un autónomo le está generando un problema muy grave. Porque no tiene un sostén económico importante como si podría tener una compañía grande, porque el porcentaje de la facturación de ese mes o de ese año que está impagada es muy grande y porque posiblemente con este impago se van sus beneficios.
Cuando no le genera más deuda al propio autónomo si ha tenido que hacer una inversión para hacerse cargo de este trabajo. Por eso a cada propuesta de trabajo muchos van con el historial de pagos y crédito del cliente de la mano.
Y los concursos de acreedores, muchos de ellos con resultado de liquidación se están disparando y más que lo van a hacer en los próximos meses. Además muchas que han recibido ayudas no podrán reestructurarse y no pagar va a ser su mejor opción.
El daño está para las empresas solventes, que tardarán mucho más de lo que deberían en salir de la crisis. Y no podrán invertir para mejorar sus capacidades, su productividad, etc. En definitiva, serán menos competitivas algo que afecta especialmente a aquellas que luchan en el mercado internacional.