Al margen de la nota homófoba inherente a la noticia, que comentó nuestra compañera Susana en Ambiente G, despidos como éste ignoran las mas elementales normas del sentido común con que debe estar dotado un empresario.
Un empresario debe ser buen gestor. Especialmente a la hora de afrontar las situaciones de crisis en la relación laboral con sus empleados.
Siempre he visto las relaciones empleador/empleado como como una partida de ajedrez en que no sólo hay que conocer las reglas, sino anticiparse al movimiento del adversario para saber plantear tu estrategia.
Un buen empresario no tiene por qué conocer con precisión toda la legislación laboral vigente. No. Para eso puede contratar el asesoramiento que requiera.
Pero aún así debe tener el conocimiento justo para terminar el día sin firmar despidos con olor a podrido – si me permiten la expresión -.
En el Derecho del Trabajo tienen una consideración muy importante los indicios. Esto sí debe conocerlo un empresario. Tomando como ejemplo el caso con que iniciábamos esta reflexión, podemos decir que subir el sueldo tres meses antes a un empleado y despedirlo el día antes del disfrute de su permiso por matrimonio bien puede ser apreciado como indicio de un despido por razones homófobas y no como consecuencia de un descenso del rendimiento de un 30%. ¿Cómo defender ante un tribunal que aumentes el sueldo de un empleado en una cantidad más que considerable para apenas tres meses después despedirlo contundentemente justo antes del día de su boda gay alegando bajo rendimiento?
Actuando de abogado del diablo diré que este empresario debería haber esperado a la finalización del disfrute del permiso, porque supone únicamente el abono de 15 días de salario, contra la posibilidad de tener que hacer frente a una demanda por valor de 50.000€.
Por supuesto, la justicia dirá si la pretensión del trabajador es legítima y le concede su petitum. Pero al margen de ésto, el sentido común en el empresario podría haberle evitado jugarse los cuartos por un despido ante un Tribunal, corriendo un elevado riesgo de ser vencido en el juicio.
Eso por no hablar de la mala prensa que puede obtener tan pronto como se haga público el nombre de su empresa en la sentencia y la repercusión mediática que una condena con esta motivación homófoba puede llegar a tener con toda seguridad en nuestro país.
Fuente | Levante – EMV
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Imagen | Justinaerni