En el plano económico la noticia del día ha sido la estricta condicionalidad que han impuesto a los chipriotas para acceder al rescate financiero de su país, entre las que se encuentran las restricciones para retirar fondos de las entidades financieras, y una 'quita' a los depositantes mediante el vigor de una tasa, que gravará con un 6,5% a los depositantes que dispongan de menos de 100.000 euros, y con un 9,9% para el resto, dando forma a lo que se conoce como un corralito.
Esta situación tienen innumerables connotaciones económicas, pero también, importantes repercusiones para las empresas que ante un sistema financiero mucho más estanco e intervenido podría tener la consecuencia directa de secar aún más el grifo de la financiación para sus empresas.
En primer lugar lo haría al frenar la inversión extranjera directa, ya que ante la menor seguridad jurídica de los ahorradores, empresas y del sistema económico en su conjunto, los inversores buscarían otros países que les proporcionen una mayor estabilidad a sus inversiones, limitando las entradas de capital, configurando una pesada losa para frenar la financiación de las exportaciones, las inversiones en nuevos proyectos, y cualquier plan empresarial que requiera de recursos económicos para materializarse.
En esta situación, me planteo qué pasaría si esta situación se diese en España, pues además del perjuicio que tendría para la facturación de las empresas vía una pérdida del patrimonio neto de sus potenciales clientes, supondría más cierre de empresas, menor innovación empresarial, y también un auténtico frenazo a los planes de expansión internacional de muchas de nuestras empresas, que buscan en el mercado exterior su particular solución ante una demanda débil y que permanece rezagada por las particularidades del contexto económico.
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