Una gran parte de las pymes españolas fracasan apenas ha pasado un año de vida. De hecho, existen muchos estudios al respecto que indican que, a pesar de la burbuja emprendedora y de la ilusión de los socios por sacar adelante su negocio, más de la mitad de las nuevas compañías que surgen en nuestro país no llegan a los cinco años.
Hay diferentes factores que convierten en inviable a una empresa; sin embargo, ninguno tan crítico o importante como la gestión de las finanzas empresariales, sobre todo si hablamos de pequeñas y medianas empresas. A diferencia de las grandes corporaciones, que cuentan con departamentos específicos compuestos por profesionales para llevar a cabo esta tarea, en las pymes es el propio empresario el que se considera capacitado para realizarlas; el problema, en muchos casos, es la falta de conocimientos y aptitudes.
Todos debemos ser responsables de las finanzas empresariales
En una situación como la actual, donde los márgenes comerciales son muy reducidos, el volumen de negocio se ha visto reducido de forma notable y, de hecho, en muchos sectores el volumen de impagados merma la capacidad financiera y, por tanto, la viabilidad de las pymes. En este sentido, el análisis financiero de las empresas tiene un papel fundamental para detectar posibles problemas futuros y anticiparse a ellos con medidas correctoras.
Las finanzas no son, o al menos no deben ser, tarea única del responsable financiero de la empresa (entre otras cosas, porque muchas empresas ni siquiera pueden permitirse contar en su plantilla con una figura de este tipo), sino de cualquier responsable de otro departamento y siempre en última instancia del Director General de la Empresa. Solo de este modo se podrán suplir en cierto modo las carencias financieras de la compañía que no cuenta con una dirección financiera.
En todo caso, es conveniente realizar un diagnóstico financiero de la empresa con el objetivo de ayudar a resolver problemas potenciales que se pudiesen plantear en un futuro.
El diagnóstico financiero, ¿en qué situación financiera estamos?
El diagnóstico financiero consiste en comprobar si la empresa está mal planteada; es decir, si la estructura financiera de la misma es o no la adecuada teniendo en cuenta el modelo de negocio empresarial. Dicho diagnóstico consiste en identificar qué está pasando, qué departamento es responsable de dicha situación y qué medidas correctoras se han de llevar a cabo para recuperar la normalidad financiera.
Hay que tener en cuenta que rara vez los problemas financieros se solucionan desde el pasivo, es decir, mediante un mayor endeudamiento, sino más bien desde el activo, llevando a cabo inversiones productivas y reorganizando la estructura actual con el objetivo de que ésta se pueda adaptar a las necesidades del momento, tanto desde el punto de vista interno como desde el punto de vista del entorno.
Pensemos en una empresa con un elevado endeudamiento. La empresa puede optar bien por refinanciar o reestructurar sus deudas o bien por llevar a cabo inversiones productivas que aumenten su capacidad para amortizarlas y sirvan para capitalizar la entidad. Desde luego, la primera de las opciones aumentaría la carga financiera de la compañía mientras que la segunda, a pesar de su dificultad y tiempo para ponerla en marcha, posibilitaría que la empresa estuviese mucho más saneada.
Por este motivo, el diagnóstico financiero se convierte en una herramienta clave para conocer la situación financiera de la entidad y tomar decisiones financieras importantes.
La contabilidad, clave para dotar de relevancia al análisis financiero
Mi compañero Ale redactó hace unos pocos días un artículo destacando la importancia de la contabilidad como una herramienta imprescindible para la toma de decisiones empresariales, además de un requisito legal que todas las empresas tienen que llevar de manera adecuada.
Pero, además, la información contable es la base sobre la que descansa el diagnóstico financiero de una empresa. A partir de la contabilidad se llevará a cabo el análisis de la información de cara a tomar decisiones útiles para la empresa. Es por ello por lo que es de suma importancia exigir rigor y fiabilidad en su elaboración. La contabilidad, por tanto, ha de ser:
- Lo más objetiva posible, de forma que todos los usuarios de esta información interpreten lo mismo del mismo dato.
- Fiable, proporcionando un alto nivel de confianza al usuario.
- Oportuna, emitiéndose a tiempo, para que pueda ser utilizada para el análisis.
- Clara, siendo comprensible a todos los sujetos que la puedan utilizar.
En definitiva, el control de nuestras finanzas puede marcar la diferencia entre una empresa exitosa o una de las tantas empresas que fracasan.
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