La futura fusión entre Bankia y Caixabank ha sido, sin duda, la noticia económica y financiera más importante de las últimas semanas. Cuando ocurra esta operación, el futuro banco se convertirá en la entidad bancaria más grande de España por volumen de activos y en una de las más grandes de Europa. Pero una vez conocidas el impacto de esta fusión, toca preguntarse, ¿qué pasa con los clientes de estos dos bancos?
Para empezar, lo más probable es que muchas de las sucursales bancarias que tienen estas entidades cerrarán sus puertas de manera definitiva. Supone un coste bastante importante para su operativa habitual, y los expertos vaticinan despidos masivos en ambas entidades. Es evidente que estos cierres tendrán un impacto significativo para los clientes, especialmente para aquellos que no están tan acostumbrados a operar con el móvil o su PC.
Otro de los cambios se producirá en el número de cuenta corriente. El número de cuenta de cada uno de los bancos tienen un inicio característico que se corresponde con el código bancario, que es 2100 en el caso de CaixaBank y 2038 para Bankia. Los clientes de la entidad que sea absorbida pasarán a tener en el inicio del número de su cuenta bancaria.
A nivel contractual, en principio no habrá cambios en las condiciones de servicio de los productos que los clientes tengan contratados antes de la fusión. En caso de que el banco resultante decida crear nuevos acuerdos o productos, o bien eliminar existentes, los clientes serán informados con 2 meses de antelación para decidir qué hacer con su contrato o compra actual.
Reducción de la competencia
En general, la concentración bancaria perjudica al cliente. La falta de ofertas competitivas puede acabar traduciéndose en un aumento de las comisiones que pagan los consumidores y, al mismo tiempo, una reducción en la calidad del servicio. Es un fenómeno que ya se viene observando en diferentes bancos, especialmente en un contexto de bajos tipos de interés.
Además, se crea un gigante que en la jerga financiera se conoce como too big to fail, es decir, una entidad tan grande que las autoridades no pueden dejar caer porque una eventual quiebra pondría en riesgo el ahorro de millones de depositantes. Algo que ya ocurrió con el Banco Popular, y que podría pasar con cualquier otro banco de cierta entidad. Ante esta situación, se da el conocido como riesgo moral, en el que una entidad tan grande que sabe que va a ser rescatada pone el mínimo cuidado para gestionarlo de manera diligente.