Bernardos avisa: "ya es mucho más rentable comprar que alquilar". El problema que no ha tenido en cuenta es que pocos trabajadores pueden acceder a la primera vivienda sin ayuda

Bernardos avisa: "ya es mucho más rentable comprar que alquilar". El problema que no ha tenido en cuenta es que pocos trabajadores  pueden acceder a la primera vivienda sin ayuda
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El economista Gonzalo Bernardos ha señalado recientemente que, en el mercado actual, resulta mucho más rentable comprar una vivienda que alquilarla. En este sentido, las cuotas hipotecarias suelen ser inferiores al precio del alquiler en muchas ciudades españolas, lo que, sobre el papel, hace que la compra sea una opción financieramente más atractiva.

Sin embargo, una vez más, y pese a que los bancos se muestran más favorables a ofrecer un mayor crédito hipotecario, esta perspectiva olvida un aspecto crucial: el acceso a la primera vivienda sigue siendo un obstáculo difícil de salvar para una gran parte de la población activa del país: en especial, los jóvenes y los trabajadores con ingresos medios.

Acceder a la primera vivienda

La precariedad laboral, los salarios bajos y la inestabilidad en el empleo dificultan la acumulación de ahorros suficientes para hacer frente al pago inicial de una hipoteca. Así, el acceso a una vivienda en propiedad es un reto significativo en España para los menores de 30. Pese al aumento del SMI y la subida del salario medio y mediano, esto sigue siendo una realidad.

Casi la mitad de los jóvenes menores de 30 ya vivía de alquiler en 2017; en 2024, ya son el 53 %. En 2008, solo eran 3 de cada 10.

Actualmente, las entidades financieras exigen ahorros que cubran entre el 20 % y el 30 % del valor del inmueble, además de los gastos asociados a la compra, como impuestos y notaría. Esto supone una barrera considerable para los jóvenes que intentan emanciparse o para aquellos que buscan estabilidad habitacional.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el salario medio bruto mensual en España es de 2.128,4 euros al mes (unos 1.924,92 euros netos). Unas cifras que generan controversia, según Adecco Group Institute, que las considera más altas de la realidad.

Sin embargo, en muchas zonas del país, especialmente en ciudades con mercados inmobiliarios tensionados, estos ingresos no son suficientes para acceder a una vivienda en propiedad sin apoyo financiero externo.

Un nuevo boom inmobiliario

Para Bernardos, estamos ante un "nuevo boom inmobiliario" que marcará el precio de las hipotecas y el alquiler de vivienda. La vivienda nueva podría encarecerse hasta un 15 %, mientras que la usada podría subir entorno al 10 %.

La tendencia alcista atiende a tres factores fundamentales: bancos que dan acceso a un mayor crédito hipotecario, estabilidad laboral tras la reforma laboral y un descenso en los tipos de interés. Con todo ello, y en un mercado con escasez de vivienda, los precios seguirán incrementándose.

El acceso a la vivienda en propiedad se ha convertido en un desafío significativo para los jóvenes en España. La precariedad laboral, los salarios bajos y la inestabilidad en el empleo dificultan la capacidad de ahorro necesaria para afrontar el pago inicial de una hipoteca.

El economista matizaba cómo “En algunos casos, sale más barato comprar y pagar una cuota hipotecaria que pagar el alquiler”, lo que podría hacer que muchos inquilinos con estabilidad y acceso a crédito se planteen el salto.

El problema es que las grandes ciudades concentran más del 65 % del empleo y el PIB, algo que todavía se acusa más en "zonas tensionadas", como Madrid, Barcelona, Bilbao o Valencia donde los precios de la vivienda son significativamente más altos que el promedio nacional. Estas áreas concentran gran parte de la oferta laboral del país, lo que obliga a muchos trabajadores a residir en ellas para acceder a mejores oportunidades de empleo.

Sin embargo, los altos precios de compra, combinados con la dificultad para ahorrar y la escasez de vivienda disponibles, complican enormemente el acceso a la propiedad: en ciudades como Madrid y Barcelona, donde se requieren entre 8 y 12 años de salario bruto para adquirir una vivienda media, frente a los 7,5 años que se necesitan a nivel nacional.

Este esfuerzo financiero aumenta la brecha de acceso entre los trabajadores de las zonas tensionadas y aquellos que se pueden permitir vivir en regiones menos costosas.

Trae consecuencias sociales, y laborales

La imposibilidad de acceder a una vivienda en propiedad tiene consecuencias que trascienden lo financiero. En primer lugar, afecta directamente a la emancipación juvenil. Según el Consejo de la Juventud de España, solo el 15% de los jóvenes de entre 16 y 29 años están emancipados, una cifra que sigue disminuyendo año tras año.

De igual modo, la movilidad laboral también se limita, ya que muchos trabajadores no pueden trasladarse a ciudades con mayor oferta de empleo debido al alto coste de la vivienda, mientras que otros se ven envueltos en una dinámica laboral que les condena a vivir de alquiler o compartir piso a largo plazo.

En los últimos meses, el Gobierno ha planteado incrementar la oferta de vivienda públique y asequible, con el objetivo de reducir la presión fiscal y ofrecer alternativas, así como regular el mercado hipotecario y subvencionar ayudas directas. No obstante, por ahora, no se percibe una solución rápida ni sencilla a uno de los dos grandes problemas del país.

En conclusion, si bien el mercado actual favorece financieramente la compra sobre el alquiler, las barreras económicas y laborales siguen siendo un obstáculo para muchos trabajadores. Así, el reto no solo está en reducir las cuotas hipotecarias o facilitar el acceso al crédito, sino en abordar de manera integral los factores que limitan el acceso a la vivienda en propiedad. Por ahora, todo indica que la brecha de acceso seguirá ampliándose...

Para Bernardos, quizá la compra es una opción; para la generación Z, no. ¿Joven, soltero y emancipado? Casi una quimera.

Foto 1: Epe

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