Cuando acceder a la financiación para las pequeñas empresas es prácticamente imposible y muchos proyectos se quedan en el camino por falta de capitalización no vendría mal que a álguien que ocupe un puesto de responsabilidad se le ocurriera que es el momento de facilitar la entrada de capital privado en las pymes.
Más allá de buscar un sistema complicado de gestionar esa inversión, bien potenciar el MAB, bien crear un mercado secundario de deuda privada de empresas u otras medidas que han sonado últimamente, una manera sencilla de fomentar la inversión sería dotando de un atractivo vehículo fiscal que atrajera a los inversores hacia estas operaciones.
La tendencia general en este aspecto es totalmente contraria a lo que sería deseable. En muchos aspectos se ha ido asimilando el concepto de inversor con el de especulador, en el peor sentido de la palabra. Desde luego un inversor es un especulador porque especula con obtener un beneficio a su dinero, pero sin ninguna certeza de que eso se vaya a cumplir, o sea corriendo un riesgo evidente de perder dinero. Por otro lado un inversor industrial es un actor esencial, en este momento, para el crecimiento del sector empresarial.
El inversor cumpliría la importante labor de dotar de liquidez a muchas empresas para que estas pudieran desarrollar su actividad, crear empleo, dinamizar la economía, incluso pagar impuestos al obtener beneficios. ¿Por qué no favorecer estas aportaciones para que sea una opción mucho más habitual de lo que es ahora mismo?
¿Por qué no permitir que esas personas que han permitido ese desarrollo empresarial puedan beneficiarse de un peaje fiscal más reducido por las ganancias obtenidas en reconocimiento a la importancia que ha tenido esa aportación en el éxito de esas empresas? ¿Por qué no permitir la exención en el pago de impuestos de esas plusvalías si se vuelven a invertir en otros proyectos?
Si viviéramos en un país donde álguien tuviera un mínimo criterio para promover medidas creativas que ayudaran al desarrollo de nuevos negocios ésta sería una iniciativa indispensable. Cierto es que podría suponer algún conflicto con los poderes financieros, que podrían ver como ciertas cantidades que ahora manejan ellos pasarían a otro sector, pero va siendo hora de que algunos recursos dejen precisamente el sistema financiero para impulsar el industrial.
En Pymes y Autónomos | ¿Y si se estableciera una cuota superreducida para los autónomos que monten un negocio? Imagen | caracolquiscol