Continuamos con los otros diez errores de base que suelen llevar a muchos empresarios al fracaso, estos cinco que relacionamos ahora se unen a los que ya hemos comentado en nuestro anterior post.
El sexto es la creencia de que todo el dinero que entra en la empresa, es de la empresa. Debemos de tener en cuenta que al cobrar una venta o una prestación de servicios, el dinero que cobramos no es para nosotros. Primero, está la parte de los proveedores que nos suministran mercancía o nos prestan servicios necesarios para que nosotros, posteriormente, podamos vender los nuestros. También debemos de contar con nuestro principal socio, Hacienda, que se lleva el IVA correspondiente, que cobramos nosotros pero es suyo, y el tanto por ciento de los beneficios de nuestro negocio.
Otro error muy común es el de evitar enfrentarse a las dificultades y esperar que los problemas se arreglen solos. Situaciones delicadas en el entorno laboral, quejas de los clientes, problemas de liquidez, de gestión, etc. no podemos dejarlos pasar y esperar que se solucionen por si solos, debemos enfrentarnos a ellos y ponerles solución a tiempo, así podemos evitar, primero, que pequeños incidentes tomen una importancia mayor y, segundo, que la cosas tomen un cariz demasiado preocupante y que pueda suponer una catástrofe.
Por supuesto hay muchos que piensan, "a mi, nadie va a enseñarme como llevar mi negocio". No hacer caso a los consejos u opiniones de los colaboradores también puede ser fatal, por muchos conocimientos y experiencia que se tenga en el negocio, siempre hay cosas que se nos escapan, por otro lado el mundo empresarial es un entorno cambiante por lo que no sólo es necesario hacerles caso, sino que cuantos más tengamos, más puntos de vista podremos tener en cuenta para apoyarnos en nuestras decisiones.
Menospreciar a la competencia, aunque sean más pequeños y novatos, también es un error básico. Siempre hay que tener en cuenta lo que hacen o pueden hacer los demás, pueden ser pequeños pero si son capaces de arañarnos clientes nos estarán haciendo daño. Pueden ser novatos, pero la experiencia se adquiere y pueden ponerse a nuestro nivel más rápido de lo que pensamos.
"Lo mío no son los números", "a mi con esas cosas que no me mareen, prefiero pagar y que lo hagan otros", frases como estas determinan por un lado un desinterés total por la administración del negocio y, por otro, un desprecio total por una actividad clave para el desarrollo de nuestra empresa. ¿Cómo podemos dirigir algo que no sabemos si funciona bien o mal? ¿Cómo podemos tomar las decisiones acertadas si no somos capaces de medir las consecuencias de las mismas?
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