Estabilizar un negocio no es echarse a dormir

Todos nosotros sabemos que crear un negocio es sinónimo de trabajo, esfuerzo, comprometer nuestro patrimonio, creer en él, etcétera. Ingredientes que se posicionan como fundamentales para la consecución de proyecto con múltiples riesgos asociados. Una vez que hemos logrado estabilizarlo, comienza una nueva etapa no ajena a las dificultades, que muchos ignoran avocando su negocio al fracaso aunque cuenten con un engranaje acertado.

Para ello tenemos que ser conscientes en cada momento de la fase por la que atravesamos, realizando un esfuerzo continuo en nuestros puntos débiles y la supervisión de los principales riesgos inherentes a nuestra actividad, debiendo definir unos objetivos, un plan de acción en caso de que existan desviaciones, y sobre todo, con la firmeza necesaria para llevar llevar a cabo lo planificado.

En ocasiones resulta complicado apreciar cuando nuestro negocio cambia de ciclo, pero podemos resolverlo con el establecimiento de objetivos, trazando un rumbo para poder conseguir una gestión más eficaz, para así poder tomar decisiones acertadas en el momento más preciso y con la fortaleza requerida, porque el día a día puede acabar mostrándonos una apreciación rutinaria en la que sea poco menos que imposible diferenciarlos.

Por tanto, alcanzar una etapa de consolidación en nuestro negocio no implica que debamos bajar la guardia, por lo que todos aquellos que piensen que cuando toman las riendas de un negocio se pueden 'echar a dormir, están muy equivocados, y es más tienen el deber de hacerlo perdurar en el tiempo valorando el esfuerzo de sus predecesores.

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