"El hombre es bueno por naturaleza"... "Yo es que prefiero confiar en las personas"... ¡Mal hecho! Sobre todo cuando hay dinero de por medio, las personas tendemos a perder un poco el oremus. Y aunque la honradez se la presupongamos a nuestros colaboradores, no está de más vigilar... por si acaso.
En Economía Forense describen siete métodos sencillos por los que un empleado deshonesto puede "tomar prestado" dinero de la empresa de una forma discreta, que nos demuestran hasta qué punto es fácil que alguien con la suficiente intención "despiste" dinero. Conviene estar atentos y establecer algún tipo de control para, al menos de vez en cuando, echar un vistazo a lo que está sucediendo con el dinero. Al menos, mandar el mensaje de que si bien no se puede controlar todo (porque el control también cuesta tiempo, esfuerzo y dinero), se es consciente de que existen esos métodos y que en cualquier momento se puede realizar una revisión para detectar irregularidades.
Entre los métodos descritos nos encontramos con la utilización de las notas de gastos para meter gastos por duplicado, o gastos inventados; la conformidad a conciliaciones erróneas, quedándose con parte de la diferencia; quedarse con pagos parciales realizados por clientes de dudoso cobro (de esos de los que nadie se extraña que no hayan pagado nada); duplicar facturas para reflejar importes diferentes en lo facturado al cliente y lo contabilizado en la empresa; facturas falsas, correspondientes a productos y servicios inexistentes; gestión "activa" de la tesorería quedándose con los beneficios de dicha gestión; auto-préstamos en forma de anticipos no autorizados, vales de caja, dietas sin justificar...
Y seguro que a todos se nos ocurren unas cuantas más. Porque es que el mundo de la gestión del flujo de caja siempre es un motivo de atracción para quienes están dispuestos a realizar prácticas deshonestas. El problema suele venir del "total, quién se va a enterar", para lo cual conviene establecer las medidas necesarias para que todo el mundo sepa que hay probabilidades de que sí llegaremos a enterarnos, sin que eso suponga una esclerotización de la organización (en forma de complejos procesos de autorización, controles exhaustivos, etc.)
Foto | Smellyknee